Ayer recibí los primeros ejemplares de la monografía en la que analizo la construcción de las identidades masculinas y las transformaciones que sería necesario realizar en las mismas para avanzar en la igualdad de género. Es sin duda uno de mis libros más personales e intensos, que aparece además en un momento muy especial para mí. Se abre además con la estupenda fotografía "Lección de esgrima" de mi querido Fernando Bayona. Una imagen que dice mucho y bien de lo que se analiza en el contenido del libro.
"Aquí arriba se ha de anotar el día de mi muerte, mes y año. Suplico, por amor de Dios y de su Purísima Madre, a mis amadas hermanas las religiosas que son y en lo adelante fuesen, me encomienden a Dios, que he sido y soy la peor que ha habido. A todas pido perdón por amor de Dios y de su Madre. Yo, la peor del mundo: Juana Inés de la Cruz". Mi interés por Juana Inés de la Cruz se despertó el 28 de agosto de 2004 cuando en el Museo Nacional de Colombia, en la ciudad de Bogotá, me deslumbró una exposición titulada "Monjas coronadas" en la que se narraba la vida y costumbres de los conventos durante la época colonial. He seguido su rastro durante años hasta que al fin durante varias semanas he descubierto las miles de piezas de su puzzle en Las trampas de la fe de Octavio Paz. Una afirmación de éste, casi al final del libro, resume a la perfección el principal dilema que sufrió la escritora y pensadora del XVII: " Sor Juana había convertido la inferioridad
Comentarios
Publicar un comentario