Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2019

CREEDME: LA CULTURA DE LA VIOLACIÓN COMO OBSTÁCULO PARA LA PLENA CIUDADANÍA DE LAS MUJERES

A raíz del caso de La Manada, en nuestro país se generó un intenso debate político y jurídico en torno a la definición penal de violación. Siendo necesario que nuestro ordenamiento deje lo más claro posible qué se entiende por una agresión sexual, dejando el mínimo margen para que una interpretación del tribunal de turno pueda rebajar el tipo y por tanto su sanción, creo que es todavía más urgente que revisemos toda una cultura que sigue impregnando el ámbito jurídico y que por tanto actúa como un lastre para la efectiva garantía de los derechos de las mujeres. La miniserie 'Creedme', estrenada hace unas semanas en la plataforma Netflix, es un magnífico ejemplo de cómo esa que podríamos denominar, tal y como desde hace décadas lo hace la teoría feminista, cultura de la violación, lastra la protección de las mujeres y las sitúa con demasiada frecuencia en una terrible indefensión. De esta manera, derechos que nuestro ordenamiento considera fundamentales – desde el que todas

JOSEFINA MOLINA CONTRA LAS INERCIAS

Sigo emocionado en la distancia cómo mi querida y admirada Leticia Doler a presenta su ya exitosa serie Vida perfecta en el Festival de Cine de San Sebastián. La sigo y la siento poderosa, con voz propia, pese a que con frecuencia haya quienes le pongan zancadillas y la obliguen a hacer un permanente ejercicio de malabarismo. Justo un día antes, la cordobesa Josefina Molina recibe también en Donostia el Premio Nacional de Cinematografía. La directora de Función de noche, que es una de las películas que mejor ha retratado las consecuencias del contrato sexual en las mujeres españolas que crecieron durante el franquismo, es una de esas señoras hermosas de pelo blanco, sabias y serenas, cuya belleza se ha ido construyendo con las arrugas de la inteligencia y el sabor de la experiencia. Una belleza que irradia desde su misma energía y no desde el valor que le conceden las miradas ajenas. La sabiduría de ese cabello blanco debe mucho a su permanente ejercicio de autonomía, la cual debió

UNA MUJER GRANDE

Las vidas robadas... y recuperadas a través de los libros María G. envió su correo a la editorial que había publicado mi Autorretrato de un macho disidente. En él me explicaba lo mucho que le había emocionado la lectura de uno de mis primeros libros, Las horas. El tiempo de las mujeres, y de cómo se había visto reconocida en la historia de tantas mujeres que habían construido su vida a través de un permanente ejercicio de renuncias. Me contaba cómo llevaba meses en cama, arrastrando una larga enfermedad que se le había ido complicando, y me agradecía toda la luz que le habían aportado mis palabras. Me explicó que era una lectora apasionada, que todo lo que no había podido vivir lo había sentido a través de la literatura y que ella, una mujer pequeñita, insignificante, se había sentido grande cada vez que se dejaba llevar por lo que le contaban los libros. Me hablaba también de sus penurias económicas, de sus limitaciones y de su soledad. La fragilidad de quien se sabe al borde

LITUS: EL HOMBRE QUE SE NIEGA

Yo también soy Litus. Ese hombre que se pone mil máscaras y que aparenta con frecuencia ser feliz, vivir permanentemente entusiasmado, gozar con cada minuto que le ofrece la vida. Yo también soy como ese suicida que callaba sus turbulencias, que disimulaba sus iras y sus odios, que era incapaz de enfrentarse a la verdad y prefería columpiarse por los versos del arte y el desatino. Yo, supongo que como Litus, al que nunca le he visto la cara, huyo de mis malos pensamientos, prefiero no mirarme en el espejo, trato siempre de cumplir las expectativas. Hago, casi siempre, lo que los demás esperan de mí, y eso supone que a menudo me olvide, o ni siquiera tenga claro, que es lo que yo quiero de verdad. Como buen hombre educado en los privilegios de la virilidad, me muestro a los demás como el paradigma del éxito, del buen rollo, de la amabilidad suprema y de la sonrisa siempre a punto. Trato, aunque no siempre lo consigo, de disimular mis penas. Los hombres no lloran, los tipos duros no b

LUIS TOSAR, EL HOMBRE

Si hiciéramos un recorrido por la carrera  de Luis Tosar , tendríamos material más que perfecto para preparar un seminario sobre la construcción de las masculinidades hegemónicas a través del cine. Y no lo digo por la obviedad de papeles como el del marido maltratador de Te doy mis ojos , sino porque en la mayoría de sus películas, supongo que en gran medida condicionado por un físico y una voz que tanto peso le dan, ha encarnado personajes marcados por lo que podríamos considerar rasgos esenciales del varón dominante. La flaqueza del bolchevique, El niño, Toro o El desconocido bien nos podrían servir como ejemplos de un relato en el que nosotros siempre hemos tenido el protagonismo y en el que siempre se nos ha identificado por nuestros logros, por el heroísmo, por la acción permanente, por la conquista y, claro, por el uso normalizado y legitimado de la violencia.   Incluso la reciente versión de Los últimos de Filipinas en la que intervino podría servirnos como retrato no sol

LA CIUDAD SIN ÁRBOLES

Los árboles son memoria, pero también aliento. Si uno se atreve a escucharlos, tienen mil historias que contarnos. Cuando de niños nos subíamos a sus ramas, era como si desde allí fuera posible emular a los piratas que buscaban tesoros. Contemplarlos de adultos supone una lección de humildad por lo pequeños y fugaces que nos vemos bajo sus ramas. Llorar cuando arden en el bosque es un poético pero inútil ejercicio de arrepentimiento. En las ciudades, en las que inevitablemente su presencia siempre está en lucha contra el asfalto, se elevan como rebeldes organismos que nos recuerdan, o al menos eso intentan, que somos Naturaleza. Que por más avanzados y sofisticados que nos creamos, los seres humanos dependemos del verde para seguir respirando. Porque, ante todo, y, sobre todo, somos tierra, a la que volveremos, y miramos siempre hacia un cielo que cada vez es menos azul por obra y gracia de nuestros impulsos depredadores. Los árboles están ahí para decirnos que solo somos una pieza

LA SORORIDAD DE LAS SÚPER EMPOLLONAS

En el desierto que supone la cartelera veraniega, ha resultado toda una sorpresa, que me temo ha pasado muy desapercibida, una película cuyo título en español,  Súper empollonas , podría hacernos pensar que se trata del típico producto norteamericano para consumo de adolescentes. Afortunadamente seguí la recomendación de la actriz y directora  Leticia Dolera  y disfruté de una película en la que, de manera muy feminista, se les da la vuelta a las clásicas producciones estadounidenses de jóvenes desmadrados, institutos de secundaria y graduaciones. Dirigida por la actriz  Olivia Wilde , producida por  Gloria Sánchez  y escrita por tres mujeres ( Emily Halpern, Sarah Haskins y Susanna Fogel),   Booksmart , que es su título original, nos cuenta la peripecia de dos amigas, que justo al terminar la secundaria se dan cuenta de todo lo que no han vivido debido a su obsesión por sacar buenas notas y así tener acceso a una prestigiosa universidad. Este punto de partida es el pretexto para