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Mostrando entradas de marzo, 2019

DOLOR Y GLORIA: LA MASCULINIDAD HERIDA DE ALMODÓVAR

Dice el artista británico Grayson Perry, en su magnífico libro La caída del hombre , que los hombres somos estreñidos emocionales. Es decir, somos incapaces de gestionar nuestras emociones, mucho menos de expresarlas y, sobre todo, de digerirlas adecuadamente. Ello se traduce con frecuencia en egos omnipotentes, en frustraciones varias y, sobre todo, en una manifiesta incapacidad para mantener relaciones saludables con los demás. Todo ello sostenido por un pacto social en el que tradicionalmente las mujeres han sido nuestras cuidadoras, lo cual nos ha permitido a nosotros ser independientes y, por supuesto, centrarnos en nuestra supuesta genialidad y en los círculos viciosos que, sin ser conscientes del todo, nos enredan en esa negación casi permanente de nuestra vulnerabilidad. Dolor y gloria , la última película de Pedro Almodóvar, es un buen retrato de esa masculinidad herida que se resiste a asumirse como fallida y que vive atrapada en los infiernos que derivan de nuestra to

LA PATERNIDAD IMPERFECTA DE UN SUJETO VULNERABLE

Nunca imaginé que ser padre sería tan complicado. Una evidencia que, ahora que tengo un hijo adolescente, me hace incluso levantarme algún día con el deseo de que todo hubiera sido un sueño y de que me hallo justo en el momento en el que la aventura estuviera por empezar. No seré yo quien no reconozca todas las emociones y los sentimientos que ha generado en mí la paternidad, como tampoco negaré nunca esa especie de amor tan incondicional (y por tanto tan abrasivo a veces) que me provoca mi hijo, pero sí que me niego a convertir este proyecto en el eje sustancial de mi felicidad ni en la experiencia que ha dado sentido a mi existencia. Soy un ser tan complejo, y por tanto tan imperfecto, que necesito cada día proyectarme en mil amores, en diversas prácticas, en móviles horizontes. Y todo ello suma, y a veces multiplica, y en esas operaciones que nunca son matemáticas mi hijo es una pieza más. Tampoco tengo claro que ser padre me haya hecho mejor persona. Supongo que sí me h

PALABRA DE VICEPRESIDENTA: CARMEN CALVO Y LA IGUALDAD DE GÉNERO

Una de las estrategias clásicas del patriarcado es  cuestionar la palabra y, con ella, la autoridad de las mujeres . Resulta muy fácil, desde la perspectiva androcéntrica que controla (o pretende hacerlo) el mundo, echar por tierra el testimonio de ellas, por más que tengan a sus espaldas una formación, una trayectoria profesional o una inteligencia que las avale. De esta manera, es más fácil que la etiqueta de la verdad caiga del lado de los hombres, tal y como nos demuestra, sin ir más lejos, la larga historia de una Justicia en la que el testimonio de las mujeres siempre ha valido menos que el nuestro. Todavía hoy,  y a ejemplos muy cercanos nos podemos remitir , es menor la credibilidad de las mujeres, a las que en muchos casos hay jueces que parecen considerarlas como responsables de los delitos que sufren. Algo sobre lo que por cierto nos ilustra de manera prodigiosa Margaret Atwood en su más que recomendable  Alias Grace . Partiendo de estos presupuestos, que siguen dotan

LOS HOMBRES Y EL 8 DE MARZO

"También nos alegramos de la presencia de hombres porque, para ciertos asuntos, Elvira y yo somos poco ortodoxas.  No nos parece mal que los hombres se unan.  Nos parece estupendo, en realidad". De esta manera, la escritora Marta Sanz, en su imprescindible  'Monstruas y centauras',  uno de esos libros que todas y todos deberíamos tener en la mesilla de noche  en estos tiempos de "cibermachismo",  se pronuncia, al hilo de su relato sobre lo vivido   el pasado 8 de marzo ,  sobre una de las cuestiones que generó más debate aquellos días. Me refiero  al papel de los hombres en la huelga feminista,  nuestra presencia en las manifestaciones y, más allá de dicha convocatoria, el lugar que nos corresponde  en la lucha de las mujeres. Ahora que asistimos a  un nuevo 8M,  en el que lamentablemente siguen sobrando razones para salir a las calles a gritar contra  la perversa alianza de patriarcado y neoliberalismo,  alentada ahora por voces neofacistas y neo

8 DE MARZO DE 2019

Los derechos humanos no son conquistas irreversibles. Son una permanente lucha por la dignidad que, además, nos obliga a estar comprometidos con el legado que vamos a dejar a nuestros hijos y a nuestras hijas. La igualdad de mujeres y hombres forma parte de esa interminable movilización y del objetivo constitucional que nos obliga a mirar hacia una sociedad democrática avanzada. En cuanto que somos mitad y mitad de la de la ciudadanía, la igualdad de género constituye el eje central de un proyecto político que aspira a la justicia social, al bienestar compartido y la máxima realización de la personalidad de los individuos. Por lo tanto, no debería caber ninguna duda de que feminismo y democracia comparten la misma genealogía ilustrada, el mismo sentido emancipador del ser humano y la negación, por tanto, de todo aquello que suponga servidumbres de quienes comparten una misma dignidad. La lucha histórica de las mujeres para que se les reconozca nada más y nada menos que su igual hu