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Mostrando entradas de julio, 2017

EL MACHISMO ME CONFUNDE: De besos, azafatas y ciclistas.

Una de las estrategias que el neomachismo está desarrollando en los últimos tiempos con el doble objetivo de deslegitimar al feminismo y mantener a salvo los privilegios de la mitad masculina es la confusión. Como además se ponen en cuestión temas sobre los que cualquiera se siente con derecho a opinar, resulta extremadamente fácil confundir los términos, mezclar conceptos y generar un estado de opinión en el que nada es lo que parece.   Si una de las principales herramientas de la vindicación feminista ha sido justamente la conceptualización precisa de las realidades derivadas de un sistema de poder – el patriarcado – y de una ideología – el machismo -, parece que estos tiempos de inmediatez y espectáculo la manera más socorrida de poner freno a determinadas conquistas es generar un perverso estado de opinión a partir de términos imprecisos y afirmaciones que nos descolocan. Por eso, y porque muy especialmente en materia de feminismo las ignorancias son más atrevidas que en cualqu

TROYANAS: DE VÍCTIMAS A SUJETOS POLÍTICOS

El valor de los clásicos reside en que no solo nos hablan del pasado, sino que también retratan el presente e incluso interrogan al futuro. Ese valor, que en el teatro se convierte en un ejercicio compartido de imaginación ética, es el que detectamos intacto y siempre fértil en la obra de Eurípides. La versión de sus Troyanas, que esta semana se ha estrenado en Mérida con dirección de Carme Portaceli y con una versión de Alberto Conejero, es una poética interpelación al corazón del patriarcado y a un orden que todavía hoy sigue convirtiendo en principales víctimas a las mujeres. El gran acierto de esta versión, que no es casualidad que haya dirigido una mujer y que ha hilvanado un hombre que declara estar en camino de ser feminista, y a los que ha ayudado la dramaturga Margarita Borja, reside en la enorme fuerza que emana de un texto que nos habla de nosotros mismos, de las injusticias que vemos cada día en el telediario, de los niños muertos en Siria y de las

SU MEJOR HISTORIA: LA HISTORIA CONTADA POR LAS MUJERES

En un mundo como el cinematográfico, prácticamente monopolizado por los varones, y en el que por tanto imperan los relatos androcéntricos y los esquemas narrativos en los que las mujeres apenas son personajes accesorios y siempre articulados en función de sus compañeros heroicos, cada día se hace más necesario, urgente diría yo, contar con otras miradas. Las de aquellas a las que la cultura, al menos la mayoritaria y comercial, sigue relegando al papel de musas y difícilmente encuentran acomodo en los espacios que el patriarcado reserva a los genios masculinos. Solo de esa manera se podrán ir construyendo otro tipo de relatos y por tanto de imaginarios colectivos que superen al fin los esquemas más rancios del patriarcado. Para ello, insisto, es necesario que cada vez haya más mujeres contando historias, ofreciéndonos su visión de la vida, aportándonos esa otra mitad que falta en la pantalla.  Porque solo cuando la cultura deje de legitimar las estructuras jerárquicas del sis

Rafael Hernando : l’homme que nous ne devrions pas être

À chaque fois que dans des journées de débats surgit l’interrogation « que signifient les “nouvelles masculinités” ? » — un terme que je rejette car il est de ceux qui ne dépassent pas le politiquement correct et qui, dans ce cas précis, fait même le jeu du patriarcat —, il m’est très difficile de préciser en quoi consiste le fait d’être un homme « nouveau ». Il est en revanche beaucoup plus facile, comme dans tant d’autres débats complexes, de spécifier ce qui en tous cas ne devrait pas faire partie d’une nouvelle compréhension de la virilité, enfin délestée des fardeaux machistes et disposée à emprunter des voies qui permettront d’atteindre l’égalité entre les femmes et les hommes. Dans ce sens, il est très didactique d’utiliser des référents de la vie publique pour signaler ce que justement ne devrait pas être un homme du XXIe siècle. Ce territoire, celui de la vie publique, est encore aujourd’hui presque entièrement peuplé d’individus qui portent confortablement le costume de la