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Mostrando entradas de enero, 2013

APRENDIENDO A SER POLÍTICO

DIARIO CÓRDOBA, 28 de enero de 2013  En estos momentos en que la desconfianza en la clase política ha llegado a los niveles más bajos de la democracia, deberíamos aprovechar para iniciar una transformación radical de muchas de las estructuras que se revelan como inservibles ante una realidad que las supera y ante la que cada vez son menos útiles los disfraces. La democracia, sin duda el más exigente de los regímenes políticos, debiera caracterizarse por su capacidad de reinventarse, de redefinir sus reglas y de buscar respuestas a los interrogantes que cada cierto tiempo se renuevan. Buena parte, yo diría que la sustancial, del hartazgo creciente de la ciudadanía y del divorcio cada vez mayor entre ella y sus representantes se debe a la consolidación de unos partidos que no solo hacen caso omiso del mandato constitucional de democracia interna sino que también, muy especialmente en los últimos años, se han convertido en refugio de mediocres y profesionales de lo público. El eje

LA ALARGADA SOMBRA DE JOHN WAYNE

UNA PISTOLA EN CADA MANO , CESC GAY A diferencia de las mujeres, que llevan siglos mirándose en el espejo, analizando su identidad y su lugar en la sociedad, los hombres, al ocupar el trono, hemos prescindido de mirarnos por dentro y nos hemos creído permanentemente autosuficientes. Sólo cuando en los últimos tiempos las mujeres han dado un salto de gigante y nos están obligando a replantear no sólo el "contrato social" sino también el "sexual" que previamente define nuestras relaciones, es cuando algunos hemos empezado a darnos cuenta de que también nosotros tenemos género. Algo que, sobre todo, hemos empezado a cuestionarnos los que pasamos de los 40 y, por tanto, estamos siendo de alguna forma una generación puente entre la de nuestros padres, aún herederos del patriarcado, y la de unos hijos y unas hijas que van a vivir, afortunadamente, en otras coordenadas de igualdad. Cesc Gay, que ya nos tiene acostumbrados a miradas incisivas sobre la sociedad que

DUELE: AMOR, de Michael Haneke

Duele... duele... duele... Como grita Anne en varios momentos de la película, esta historia duele. Se te clava en el pecho como un puñal, lentamente, y te va dejando un agujero hondo, sin carne. La última película de Haneke, como suele ser habitual en su cine, te incomoda, te provoca lágrimas, te angustia y, al fin, te deja con el alma serena. Como quien  ha hecho la debida catarsis  y entiende que el cine es también un espejo que nos ayuda a vivir... y a morir incluso. Porque AMOR es sobre todo una película sobre el morir como proceso, sobre el agotamiento de nuestra vida como seres autónomos y libres, sobre el dolor y la pérdida de dignidad. Y sobre cómo ese proceso se vive por una pareja de enamorados que nos demuestran que el amor, el verdadero, no el de las postales románticas, tiene mucho que ver con la valentía, con la ausencia de corazas, con el caminar lento pero sin pausa por lo que a veces son restos calientes de una hoguera. Por eso también el amor duele, exige prueba

LINCOLN O EL CAOS DE LA DEMOCRACIA

"La democracia es un caos..."  Dice casi al final de la película el personaje de Abraham Lincoln, tal vez asumiendo la enorme complejidad que conlleva el proceso democrático y, por tanto, reconociendo la práctica imposibilidad de renunciar a sus sombras. Es decir, a todos esos trayectos que certifican desde antiguo que para alcanzar determinados fines no importan los medios. Una reflexión que, lamentablemente, hoy más que nunca, está de plena actualidad en un país como el nuestro en el que casi todo lo público huele a podrido... La última película de Spielberg es casi más una lección de política y de Derecho Constitucional que buen cine. No seré yo quién ponga en duda muchas de sus virtudes cinematográficas, pero como creación audiovisual le falta emoción y le sobra rigor, carece de la tensión sin que la es imposible generar un cierto grado de empatía en el espectador y, sobre todo, en la primera hora puede hacerse muy cuesta arriba para aquel que sepa poco de la histor

CÁDIZ según Caballero Bonald

Las palabras que Caballero Bonald escribe sobre Cádiz en su Tiempo de guerras perdidas reflejan a la perfección lo mismo que yo siento por esa ciudad... "Con Cádiz he mantenido desde siempre unas relaciones de convivencia irreprochables. Es como si se tratase de una ciudad especialmente diseñada para satisfacer mis gustos en materia urbanística y aun las exigencias de mi sensibilidad. Me refiero sobre todo a aquellos años centrales de la década de los 40, cuando aún no había aparecido intramuros de la ciudad más que algún aislado adefesio arquitectónico (...) A la traza de Cádiz le viene ciertamente bien el muy socorrido símil de navío fondeado. En cualquier dirección que se vaya, siempre se termina yendo al mar, que es como el compendio sensitivo del cuerpo de Cádiz: su  historia, su industria, su mitología, su peligro, su orgullo. Confín del mundo occidental, bastión del no más allá de las columnas de Hércules, Cádiz fue asimismo cabeza de puente de las Indias, encrucijada

SERES DE FRONTERAS INDECISAS

Las fronteras indecisas,  DIARIO CÓRDOBA, 14-1-2013 Somos seres de fronteras indecisas. Frágiles, vulnerables, tan poquita cosa. Nos movemos siempre entre la paradoja y las contradicciones, en un permanente aprendizaje que nos convierte en ocasiones en niños malcriados, tan temerosos de los interrogantes como necesitados de una mano cálida que nos proteja. Nos pasamos media vida, cuando no la vida entera, tratando de encontrarnos, de definirnos, de hallar una justa correspondencia entre quienes somos y la imagen que de nosotros nos devuelve el espejo de los demás. Lo que en definitiva debería ser una aventura apasionante, con frecuencia se convierte en una carrera de fondo en la que no faltan ni el sudor ni las lágrimas. A menudo quien bien nos quiere nos hace llorar y el mundo se revela como un espacio hostil, en el que nos resulta tremendamente complicado encontrar nuestro lugar. Tal vez las lágrimas serían menos y el sudor sólo el necesario si desde un principio asumiéra

LA VIDA DE PI: DE NAUFRAGIOS Y ESPERANZAS

He de confesar que tenía mis reparos ante la última película de Ang Lee. No tenía claro que pudiese conectar con el discurso "espiritual" de una película atípica, rara, sugerente en todo caso. Sin embargo, una vez vista y disfrutada, debo confesar mi rendida admiración por un cineasta capaz de rodar una historia tan simple y compleja a la vez. Una historia que, supongo, despertará pasiones encontradas. Habrá muchos a los que resulte aburrida y considere su discurso como propio de una cierta espiritualidad "new age". Habrá otros que la verán como un lápiz al que es imposible dejar de sacarle punta. Además de su deslumbrante estética - no en vano Ang Lee es uno de los directores con más "sentido y sensibilidad" del cine contemporáneo -, la película nos ofrece una intensa reflexión sobre la finitud del ser humano, sobre el papel de la religión en nuestras vidas, en fin, sobre nuestra fragilidad.  Quizás la enseñanza más radical de la historia no sea otra

MEMORIA DE UNOS OJOS PINTADOS

"... Es a las mujeres y a los hombres que todavía sobreviven a aquellos años de espanto, a todos aquellos a los que la vida ha encorvado la columna del cuerpo pero aún mantienen recta la columna del alma, a todos ellos, a quienes quiero dedicar este libro." Con esta dedicatoria termina el libro con el que cerrado el 2012 y he abierto el nuevo año. La primera novela de Lluis Llach es una recreación emocionante y romántica de los años de la II República y de la guerra civil en el barrio de La Barceloneta.  De manera muy  cinematográfica (no en vano el protagonista le va contando su historia a un hipotético director de cine), y que nos refleja de qué se compone su  memoria, el cantautor tiene el gran acierto de transportarnos a un lugar (no sólo desde el punto de vista espacial, sino temporal). A través de la historia de cuatro amigos, contada por la voz de Germinal (un nombre que es ya toda una declaración de intenciones), Llach consigue transportarnos a una época de sueño