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Mostrando entradas de marzo, 2022

EL ACONTECIMIENTO: El aborto como cuestión de ciudadanía

Hace unos años leí   El acontecimiento , de   Annie Ernaux , y me dejó absolutamente sobrecogido. En su sencillez narrativa, pero contundente, el libro me golpeó muy adentro porque me hizo enfrentarme, como hombre, a muchas realidades que tenían que ver conmigo y que con frecuencia no he querido mirar. También yo, como supongo que muchos colegas, en mayor o menor medida, hemos actuado como ese joven que deja embarazada a Anne, la protagonista, y luego se desentiende, dejándola sola ante la encrucijada que para ella supone enfrentarse a un estado no deseado. Creo que una de las tareas pendientes de los hombres en general, y de los igualitarios en particular, es asumir nuestras responsabilidades en todo lo que tiene que ver con la sexualidad y la reproducción. Me temo que seguimos viviendo en la extrema comodidad de pensar que ellas son las que tienen que ocuparse y preocuparse, mientras que nosotros seguimos instalados en el púlpito, solo dispuestos a gozar y en su caso a pasar página,

WILL SMITH, OTRO HOMBRE QUE NO DEBERÍAMOS SER

A quienes con frecuencia nos dedicamos a tratar de explicarles a los más jóvenes la urgencia de desmontar la masculinidad patriarcal nos cuesta mucho trabajo encontrar referencias alternativas que les sirvan de ejemplo. Nos sigue resultando mucho más fácil explicarlo en negativo, es decir, poniendo ejemplos de hombres cuyos comportamientos no deberíamos imitar porque representan toda la toxicidad que emana de una subjetividad construida para dominar y sentirse importante. La ceremonia de los Oscar nos ha ofrecido otro flagrante caso que resume a la perfección todo aquello que los hombres no deberíamos ser.   La reacción de Will Smith frente a la broma nada afortunada de Chris Rock   encierra todos los elementos que nos permiten identificar un modelo de masculinidad que hoy por hoy sigue siendo el principal obstáculo para construir un mundo sin desigualdad de género y en el que la violencia dejé de estar legitimada. Una violencia que está vinculada a la idea de poder, a la omnipotencia

EL COMPROMISO POLÍTICO DE LOS HOMBRES IGUALITARIOS

REFLEXIONES Y RETOS EN LOS 20 AÑOS DE AHIGE El gran reto pendiente en las sociedades formalmente iguales del siglo XXI es la superación de un “contrato social” que todavía hoy se sustenta sobre un “contrato sexual”, por más que éste haya sido erosionado tras varios siglos de lucha feminista. Pese a todos los avances que en materia de igualdad se han alcanzado en el siglo XX, seguimos teniendo una “ciudadanía sexuada”, tal y como la califica la constitucionalista Blanca Rodríguez, y por tanto mujeres y hombres seguimos detentando un estatus diferente por más, insisto, que las leyes nos definan como iguales. El objetivo es pues político ya que tiene que ver con la superación de unas estructuras de poder y, por tanto, solo podrá enfocarse de manera adecuada desde una mirada y una acción colectiva. El feminismo representa un proyecto político y emancipador, una revisión de las marcos normativos y de los imaginarios colectivos, así como una propuesta revolucionaria que pretende superar las

EL "NO SABER" SEGÚN INNERARITY

Hace años, ya muchos años, que conocí a Daniel Innerarity. Tuve la gran fortuna de hacer el recorrido que me llevó de sus libros a su palabra cercana. Del tono amarillento de las páginas escritas a la calidez que acompaña la oralidad y que desde el pecho sube hasta los verbos que se dicen. Este trayecto no hizo sino confirmarme que, junto a su mente de hombre que no deja de hacerse preguntas, habita un individuo capaz de tejer vínculos emocionales. Una pareja de habilidades que no siempre van de la mano y con menos frecuencia cuando hablamos de hombres “genios”. En este sentido me atrevería a afirmar que Daniel es un pensador genial pero que tiene poco de ese referente distante y engreído que mira por encima del hombro. Al contrario, y es algo que fui descubriendo a medida que tuve la oportunidad de escucharlo de cerca, Innerarity parece ir reflexionando de tu mano,     esforzándose, pero sin que se note su esfuerzo, por hacerte partícipe de sus laberintos, como si se empeñara siempre

HACE DOS MARZOS...

Hace dos marzos que nuestras vidas quedaron en suspenso. Como si hubiéramos entonces abierto un paréntesis que todavía hoy no podemos cerrar. Desde entonces, y después de tantas pérdidas y miedos, de tanta angustia y de tanto caminar por el hilo de lo incierto, no sé si hemos aprendido alguna lección o si, por el contrario, todo lo vivido no ha hecho sino enrocarnos en nuestras burbujas desde las que es tan difícil, por no decir imposible, entender otras lenguas, tender puentes, empatizar. Es decir, no sé si la pandemia nos ha hecho mejores y más sabios traductores, o si por el contrario nos ha reducido a la mísera perspectiva que cada cual ve desde su balcón. Hace dos años, cuando a los ecos del 8M ya le pisaron los talones el virus y los fantasmas, nos vimos obligados a parar y a sentir que el paradigma de la autosuficiencia no es más que un burdo pretexto para políticas que no piensan en lo común. Quizás nunca como antes, al menos en la historia reciente de nuestro contexto privil

EL PUTIN QUE TODOS LLEVAMOS DENTRO

Siempre que me preguntan algún ejemplo o referente de "otra" masculinidad que suponga una ruptura con la tradicional me cuesta muchísimo trabajo encontrar un nombre concreto. Todos, incluso quienes llevamos ya un cierto tiempo en este complicado proceso de revisarnos por dentro y de cambiar hacia afuera, seguimos atesorando un machista dentro que da la cara cuando menos te lo esperas. Con frecuencia se me ocurren gestos muy puntuales, actitudes que en un determinado momento nos pueden servir de pauta, pero me resulta casi imposible poner nombres y apellidos a ese sujeto que haya sido capaz de escapar al fin de la jaula de la virilidad. Por el contrario, resulta mucho más fácil poner ejemplos de "lo que no deberíamos ser". El hecho de que sean tan fáciles de encontrar las referencias de masculinidades tóxicas es la más flagrante demostración de que la cultura machista no ha sido erradicada y de que el patriarcado, ese orden político y cultural que parte de la mentira

FLEE: El hombre sin hogar

  Uno de los mayores errores que cometemos cuando analizamos críticamente la masculinidad es partir de un modelo de referencia - que suele coincidir con el hombre burgués, occidental, heteronormativo y en plena edad productiva – y no tener en cuenta cómo en nosotros también se entrecruzan circunstancias personales y sociales que inciden en nuestra subjetividad y en nuestro estatus. De ahí la necesidad de hablar en plural, de masculinidades, y de tener presentes otros contextos, otras miradas, otros perfiles, que vayan más allá desde la comodidad que nos otorga nuestro ombligo. Cuando planteamos la urgencia de encontrar otros referentes de hombres, tendríamos también que ampliar el foco y además dejar que sean esas otras voces las que tomaran la palabra. Para no volver a caer en el error de hablar por los otros o de tratarlos de manera paternalista. Para no reducir el mundo al campo de acción que nos permite la pantalla del móvil desde la que nos creemos los más listos y los más comprom