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Mostrando entradas de febrero, 2020

EL PLAN: Hombres agraviados e impotencias masculinas.

Cada vez es más habitual encontrar en la pantalla relatos que nos muestran la profunda crisis que sufrimos los hombres en este siglo en el que las mujeres están protagonizando la cuarta ola feminista. Tal y como explica Michael Kimmel, en su recientemente traducido al castellano Hombres (blancos) cabreados, la pérdida o como mínimo el deterioro de la que fue nuestra función principal durante siglos, la de proveedores, junto con la progresiva e imparable emancipación de las mujeres, están dando lugar a una especie de sentimiento de agravio entre buena parte de la mitad masculina. Un agravio que se proyecta en muchos casos en reacciones iracundas y en violencias múltiples, así como en discursos políticos que, como ya estamos sufriendo en nuestro país, institucionalizan y legitiman la cultura machista. Hay en toda esta corriente de hombres enfadados un deseo, tal vez no expresamente manifestado, de volver al pasado, a esos tiempos en los que los papeles de ambos sexos estaban claramen

ANATOMÍA SENSIBLE

Muchos de vosotros empezaréis el año con el propósito de ir al gimnasio, seguir una dieta equilibrada y, todo ello, no tanto por razones de salud, me temo,  sino más bien para conseguir un cuerpo capaz de generar muchos likes en las redes sociales. El mercado, que hace ya algunos años descubrió el nicho de los que entonces se denominaron metrosexuales, volverá a seducirnos con el horizonte de un cuerpo ideal que solo algunos alcanzarán con mucho esfuerzo. Cuerpos vigorosos, musculosos, entrenados, preparados para la acción y el combate. Cuerpos pornificados y omnipotentes, en los que es difícil encontrar una imperfección que baje su cotización en la bolsa de los deseos.  Todo se compra, todo se vende, todo deseo parece un derecho Andrés Neuman, el escritor argentino-granaíno al que sin vínculos de sangre considero mi hermano,   no sé si mayor o menor, tal vez gemelo, publicó el año pasado un libro hermosísimo en el que justamente vindica todo lo contrario a lo que nos reclaman

PROSTITUCIÓN: La revuelta de los "pichis"

El que se sentó el sábado pasado en la segunda fila del  Teatro Español para ver el último montaje de Andrés Lima  es un hombre. Un tipo que, en aquellos años en que fue hetero, nunca fue de putas, pero sí que mantuvo el silencio cómplice con los colegas que lo hacían. Con aquellos que lo invitaron a una despedida de soltero en un prostíbulo de las afueras de su ciudad. Con los que habitualmente hacían bromas al contar sus batallitas sexuales y se llamaban entre ellos “hijo de puta”, como si fuera una especie de pasaporte que permitía entrar a formar parte de la fratría. El que fue sacudido por la oleada de emociones a las que Carmen Machi, Nathalie Poza y Carolina Yuste dotan de vida es un tío que, supongo que como todos, anda algo desnortado en estos tiempos del  #MeToo  y de  reacción neomachista . El que escuchó el intenso debate entre Amelia Tiganus y Virginie Despentes, ese que cuando se plantea en la Universidad provoca iras y pancartas, es un padre que no se atrevería

NAUFRAGIOS DE ÁLVAR NÚÑEZ: Nosotros, los otros y las otras

Cuando pensamos en la discriminación que sufren las mujeres en las sociedades formalmente iguales, y en cómo en ella se entrecruzan diversos factores que hacen que su lugar sea más bien de subordinación, no solemos tener muy presente cómo la edad se acaba convirtiendo para ellas en un lastre. Si analizamos los años desde la perspectiva relacional que supone el género, es evidente que a los hombres el paso del tiempo engorda nuestra autoridad y en ocasiones hasta el atractivo, mientras que, para ellas, cuando se sobrepasa un cierto límite temporal, es todo un reto simplemente hacerse visible. Una cadena que se hace todavía más pesada en el ámbito de la creación artística en el que si ellas, en general, lo siguen teniendo muy complicado en cuanto al reconocimiento de la genialidad, no digamos si ya no son objetos apetecibles para el mercado de los deseos. Por todo ello, resulta admirable, aún a riesgo de insistir en la excepcionalidad que siempre corona las carreras de las mujeres br

¿UNOS PRESUPUESTOS SIN IDEOLOGÍA?

Recuerdo que el actual alcalde de Córdoba fue un buen alumno de la Facultad de Derecho, y me consta que cursó con éxito la asignatura de Derecho Constitucional. Ya entonces se adivinaba en él la pasión por la política y su interés por proyectarse en lo público. Justamente por ello, me sorprendieron sus declaraciones de hace unos días en las que, al presentar el proyecto de presupuestos municipales, los calificó como poco ideológicos, dándole a esta caracterización una connotación positiva. Me cuesta entender que el brillante alumno haya olvidado lo que seguramente en su día le explicamos sobre lo que suponen los Presupuestos en cualquier institución pública. Los presupuestos son el instrumento mediante el cual se evidencia con toda claridad el programa de cada instancia de gobierno, en cuanto que en ellos se establecen prioridades, se marcan objetivos y se jerarquizan políticas, todo ello, claro está, con el factor definitivo de la asignación de recursos para la ejecución de las med

SOLO NOS QUEDA BAILAR: La masculinidad como negación

Los hombres duros no bailan. Ya nos lo advirtió Norman Mailer. El cuerpo masculino siempre ha estado sometido a una dura disciplina. Ha sido un cuerpo para el combate, para la acción, para la guerra. El instrumento vigoroso de quien siempre ha tenido el poder. El varón definido en negativo. Ser un hombre ha sido no ser una mujer.   Por eso, incluso cuando hemos bailado, nos hemos puesto límites, para que nada deje en evidencia que también nuestros huesos, nuestros músculos, nuestra piel, están siempre a punto de romperse. Nada de mostrarse como animales heridos, como juncos doblados, como insectos que pueden ser aplastados por una bota. En el siglo XXI hemos convertido los gimnasios en los santuarios de la virilidad. Mujeres, hombres y viceversa. Cuerpos musculosos en Instagram, pechos desafiantes en Tinder. Todo es cultura pornificada. Ese macho hegemónico, al que incluso tratan de imitar muchos hombres gais que tienen asumido que ser un hombre de verdad pasa por ser dominan

CUERDA PARA RATO

Fue justo hace un año cuando con mi pareja y con mi hijo, que entonces tenía recién cumplidos los 17, y que poco sabía del universo que encontraría en la pantalla, disfruté del último invento de José Luis Cuerda. Su Tiempo después, que fue la historia con la que empecé cinematográficamente hablando 2019, hizo que una vez más volviera a ver como en un espejo a todo este país que ya entonces andaba en uno de esos muchos bucles que tantas veces nos han condenado a lo largo de nuestra historia. Entonces escribí que la película debería ser de visionado obligatorio en institutos y facultades, “porque se trata de una auténtica lección sobre las múltiples crisis que habitamos, sobre los conflictos entre ideales y prácticas, sobre las mentiras que nos fabricamos para sobrevivir. Una clase muy divertida y honda de teoría política e incluso de filosofía, que ya quisiera Merlí haber siquiera imaginado. Y todo ello, al más puro estilo Cuerda, contado como si fuera una disparata comedia surreali