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Mostrando entradas de octubre, 2018

QUIÉN TE CANTARÁ: El hombre que mira a las mujeres que sufren

“Pero yo escribo más por el fondo que por el hecho de que sean mujeres. Es un terreno resbaladizo. ¿Sabes de lo que tengo miedo? De que al subrayar algo mucho caiga en la condescendencia, y muchas veces no hay nada más machista que eso” Carlos Vermut No hay mejores relatos que los audiovisuales para constatar hasta qué punto la cultura sigue dominada por una mirada androcéntrica y, en consecuencia, por qué es tan necesario que haya más mujeres contándonos sus historias y ofreciéndonos otras perspectivas de un mundo en el que ellas no solo deberían ser la mitad del cielo. Una necesidad que se hace más evidente, al menos para mí, cuando como espectador me enfrento a películas gestadas por hombres y centradas en las vidas de las mujeres. Es muy habitual que en estos casos me encuentre con un imaginario hecho a imagen y semejanza de los poderosos, o sea, nosotros, y en el que ellas aparecen esclavas de estereotipos. Es decir, atrapadas en ese espejo en el que nosotros siempre nos he

EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, LOS PERMISOS DE PATERNIDAD Y LA CONDICIÓN FEMENINA

Son muchos los factores sociales, políticos y económicos que todavía hoy, en una sociedad democrática como lo nuestra, perpetúan la desigualdad de mujeres y hombres. Sin duda, uno de los más decisivos es la división que el género continúa marcando entre lo público y lo privado, entre los trabajos productivos y los reproductivos, entre lo profesional y lo familiar. A esa estructura de poder habría que sumar la continuidad de una cultura jurídica machista y que se expresa con demasiada frecuencia a través de resoluciones que ponen en evidencia que la justicia continúa teniendo rostro de varón. Ambos elementos se han dado de la mano de manera singular en la reciente   sentencia del Tribunal Constitucional , mediante la cual se ha negado al amparo a un recurrente, que junto a la PPiiNA ( Plataforma por permisos e iguales e intransferibles ), solicitaba una ampliación y equiparación de la prestación con la de maternidad, tanto en lo que se refiere a las condiciones de disfrute como a su

CARMEN ALBORCH: La alegría de vivir

Siempre que me preguntan sobre lo que el feminismo aporta a mi vida insisto en la alegría. La alegría de tener las ventanas siempre abiertas, la alegría de reconocer mi vulnerabilidad, la alegría de aprender sin descanso de tantas maestras, la alegría al fin de descubrir la importancia del orden amoroso de la vida. En el aprendizaje de esa actitud vital, que es también una forma de compromiso —ya saben, lo personal es político—, han sido y son esenciales las mujeres que he tenido la suerte de ir encontrando por el camino. Han sido ellas las que me han regalado una lima con la que ir poco a poco desgastando los barrotes de la jaula de mi virilidad. Como si fueran una especie de diosas de carne y hueso capaces de hacer que este descreído se deje interpelar por las luces del feminismo, como quien se agarra un tronco capaz de salvarle del naufragio. La lucha titánica de alguien que hace tiempo se olvidó de rezar. Una de esas diosas, a la que yo siempre soñé como si fuera una actri

HOMBRES REVOLUCIONADOS

Si el XX fue calificado como el siglo de las mujeres, no tengo duda de que el XXI merece ya el título de siglo del feminismo. No creo que haya una propuesta emancipadora tan ilusionante y global como la que reclama la superación de un orden, el patriarcal, y de la cultura en la que se apoya, y que no es otra que el machismo. Una propuesta, teórica y vindicativa, que justamente ahora nos interpela de manera singular a los hombres. Es decir, a esa mitad de la Humanidad que nunca antes estuvo tan desorientada y desubicada ante la imparable revolución de la otra mitad. Es innegable que la progresiva conquista de autonomía por parte de las mujeres está provocando en algunos hombres, me gustaría pensar que los menos, una actitud reaccionaria, la cual los lleva a situarse a la defensiva, celosos de sus privilegios y de un lugar que saben que ya nunca volverán a tener. De ahí que un machismo cada vez más beligerante, y amparado en fratrías de machos que se resisten a perder su hegemonía, e

COLD WAR: Los amores imperfectos

El amor es necesariamente imperfecto. Quizás sea lo más parecido a una batalla, sobre todo cuando se libera de sus ataduras románticas y se convierte en la aventura compartida por dos seres autónomos. Es imposible amar, siendo libre, sin sentirse herido. En ese viaje, por tiempos y espacios, caben derrotas y orgasmos, perdices y sábanas sucias. Y una fuerza que arrasa, y que ennoblece, pero que también nos conduce a un cierto abismo. Un agujero profundo, como un pozo, del que pueden brotar sapos o lirios. El quejido de una trompeta, una nota que rasca la garganta, un péndulo que detiene el tiempo. Cold war, la hermosísima película del polaco  Pawel Pawlikowski , nos habla de ese permanente viaje que supone amar, de esa lucha a veces contra uno mismo que supone sentirse parte de otro, de esa necesidad que puede volverse relámpago cuando dos se cruzan y sienten que ya les será imposible negarse. Y lo hace en el contexto de una Europa que, tras la Segunda Guerra Mundial, se debate