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Mostrando entradas de septiembre, 2022

NO TE PREOCUPES, QUERIDA: Betty Friedan en el siglo XXI

Olivia Wilde me sorprendió con su primer largometraje como directora. Sus Super empollonas, que pasó muy desapercibida en el momento de su estreno, era una divertida y fresca vuelta de tuerca a las tradicionales películas norteamericanas de "instituto" en la que el protagonismo siempre estuvo en los chicos, en sus intereses y en su liderazgo. Y en las que las chicas no eran más que objetos al servicio de las necesidades, especialmente sexuales, de los machos destinados a salvar el mundo. Wilde, por el contrario, situó el foco en dos adolescentes que, en vísperas de su graduación, se plantean si realmente han perdido el tiempo dedicándole tantas horas al estudio y tan pocas a divertirse. En este caso, y como escribí tras verla, " las  Súper empollonas  llevan las riendas de la acción, son las heroínas imperfectas de la trama y actúan en función de sus deseos, intereses y aspiraciones. Y hasta las vemos dueñas y señoras de su sexualidad, sin que ésta, como es lo más habitu

LOS ÁNGULOS CIEGOS DEL CONSENTIMIENTO

Como cada curso, este año empezaré las clases explicándole a mi alumnado que en Derecho dos y dos nunca, o casi nunca, suman cuatro. Que por muy tasado que esté un comportamiento en una norma, los hechos, y por supuesto también la misma norma, son siempre objeto de interpretación. Y que el gran dilema al que nos enfrenta el sistema es que al final siempre necesitamos una “verdad judicial” que resuelva el conflicto, pero que no necesariamente coincide con la verdad vivida, sentida o intuida por los sujetos que han sido parte o por quienes desde fuera han observado los hechos. Este juego de permanente malabarismo en el que nos movemos los juristas, y mucho más quienes tienen la función de administrar justicia, nos enfrenta a permanentes dilemas, por otro lado, inevitables porque el Derecho no se ocupa sino de nuestros vicios y miserias, de nuestras pasiones y de todo aquello que genera o puede generar inevitables tensiones en la convivencia democrática. En este sentido, nada más complejo

EL VERANO MÁS FRESCO DEL RESTO DE NUESTRAS VIDAS

Eso dicen los expertos, y supongo que también las expertas, que las hay, aunque no suelan aparecer en los telediarios. Este lo recordaremos como el verano más fresco del resto de nuestras vidas. A partir de ahora todo irá a peor. Las olas de calor serán más largas y continuas. Los períodos de sequía se alargarán y nuestro país se irá  convirtiendo en un desierto en el que será difícil sostener la vida. El Sur, siempre el Sur, será el que sufra las consecuencias más terribles de un cambio climático que es el producto de un sistema económico depredador. El hecho a imagen y semejanza del homo economicus, del sujeto conquistador de pueblos, territorios y recursos, del ideal que responde al rostro del varón burgués y que durante siglos ha tejido una trama en la que patriarcado y capitalismo se abrazan. El que se ha configurado política y jurídicamente al margen de la vida, del sostén de lo que nos permite sobrevivir comoseres interdependientes, tan lejos lamentablemente de una ética del cui

BUENA SUERTE, LEO GRANDE: La vieja reconciliada y el puto feliz

  Edadismo y sexismo obedecen a razones estructurales. Es decir, la discriminación por razón de edad y por razón de género son  consecuencia de unas condiciones sociales y de un orden cultural que implica una especie de ciudadanía devaluada para las personas mayores y para las mujeres. Si además entrecruzamos ambos factores, el resultado es terrible para la mitad femenina de la Humanidad que, hoy por hoy, ve limitada su autonomía cuando a los condicionamientos de género se suman otros como los derivados del color de piel, de la clase social o de los años cumplidos. A diferencia de los hombres, que con el paso del tiempo ganamos poder y autoridad, incluso atractivo, las mujeres sufren una progresiva devaluación de su estatus, en la que multiplican efectos devastadores la ley del agrado y el culto a los cuerpos jóvenes y delgados, todo ello ahora envuelto con el celofán liberal del capital erótico. Ese que a las mujeres, sobre todo a ellas, les insiste en que deberían convertirse en empr