Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de enero, 2017

LA ÉPICA DE LAS EMOCIONES

Hay películas, que a mí particularmente son las que más me gustan, que transcurren con el ritmo pausado de la vida, que no hacen sino contar esas batallas cotidianas mediante las que el ser humano ha ido derribando murallas, que no están protagonizadas por grandes héroes ni heroínas sino por mujeres y hombres con un elevado sentido de la decencia. El cine clásico estuvo lleno de este tipo de relatos que hoy, sin embargo, es menos frecuente encontrar en las pantallas. Loving, la última película de Jeff Nichols, un director que hace unos años me sorprendió con la notable Mud, recupera justo el tono, el tiempo y la hondura dramática de esas películas que se convirtieron en clásicos por su capacidad para mostrar las esencias más hondas del ser humano. Aunque fui a verla interesado sobre todo por el trasfondo judicial de la historia - la de la pareja interracial, Richard y Mildred Loving (interpretados en la película por Joel Edgerton y Ruth Negga), que se enamoraron y se casaron en

RETRATO DE CHICO AZUL

Frente a la colorista, tramposa y heteronormativa La la la Land – ese sucedáneo tan bien manufacturado que se ha convertido en todo un fenónemo – , Moonlight representa justo lo contrario. La historia de un chico negro que desde pequeño siente que es “diferente” a los demás, y al que acompañamos en tres episodios a lo largo de su vida, se nos cuenta sin colores brillantes, con un realismo que no deja de ser poético y desde la apuesta ética que supone mostrarnos la vida con toda la crudeza que supone para quienes escapan de los moldes hegemónicos.  Moonlight es la adaptación de la obra de teatro de Tarell Alvin McCraney , y su título hace referencia a un dicho que afirma que los chicos negros parecen azules bajo la luz de la luna. En el primer capítulo, nos encontramos con Little, el niño que convive con una madre prisionera de sus adicciones (el padre está ausente) y que es acosado por sus compañeros de colegio. Little entablará amistad con un traficante de drogas al que, a

LAS VÍCTIMAS DE FITUR

Puntual, como los ritos que se repiten cada año y cuyas imágenes podrían ser perfectamente intercambiables sin que importara la fecha en que fueron tomadas, ha vuelto a celebrarse Fitur y hemos vuelto a ver a nuestros representantes haciendo todo tipo de declaraciones triunfantes y compartiendo unas sonrisas que tanto me recuerdan a esos momentos de excesos etílicos en los que resulta habitual exaltar la amistad. Hemos comprobado en la distancia la hermosura del stand de Andalucía, nos han vuelto a decir por enésima vez las bellezas que tiene Córdoba y lo poco que pernocta el personal y, por supuesto, nuestros políticos y nuestras políticas han vuelto a recordarnos lo importante que es el turismo para el desarrollo económico. Todo ello mientras que los veíamos brindando, riendo y haciéndose fotos como si fueran los invitados a la boda de Patia con algún chulazo de la cofradía del salmorejo. No estaría mal que alguno de estos años, antes o después de Fitur, o incluso en vez de Fit

TODAS ÉRAMOS PUTAS

"Todas éramos putas".   La puta 72, la mujer que canta, la víctima de todas las guerras.  La cólera, la violencia y el dolor: hermano contra hermano, vecino contra vecino.  Las vidas rotas por los disparos y la esperanza buscando refugio. El Líbano entre llamas, como ahora lo es Siria. Las heridas de Europa,  la sangre del planeta, ¿cómo podríamos salvar la Dignidad ? Mientras que el vaquero Trump llega a la Casa Blanca, y las mujeres marchan sobre Washington, y cientos, miles de personas que huyen del horror mueren bajo las nieves de una Europa silenciosa, en el Gran Teatro de Córdoba se prende la llama de las palabras.  Las del doloroso, hondo y hermoso tapiz tejido por Wajdi Mouawad  que Mario Gas ha sabido convertir en una mirada desgarradora sobre los despojos del ser humano, sobre lo que apenas queda cuando la barbarie nos domina, sobre los desastres de la guerra que, no por tantas veces contados, dejan de arañarnos porque nos sitúan frente al espejo de nuestra i

LA LA LA (TRUMP) LAND

En estos tiempos  de inseguridades, miedos y desigualdades crecientes, no debería extrañarnos que los espectadores busquen en las pantallas relatos capaces de ofrecerles bien una ilusión de comodidad y resguardo o, en su caso, una ensoñación que les permita escapar por un par de horas de su cruda realidad. Ante las dificultades de imaginar un futuro en el que las promesas de felicidad y bienestar superen las evidencias frustrantes del presente (el mito del progreso ha muerto), parece lógico que triunfen las miradas hacia el pasado, las relecturas  de lo que un día nos dió placer, la memoria de un tiempo en el que pareciera que todos éramos inocentes y que nos quedaba el universo por descubrir. Por todo ello, no me ha sorprendido que una película como La la la Land   se haya convertido en todo un fenómeno. Porque justamente lo que nos vende es esa ilusión, por otro lado tan propia de ese sentido ultimo de barraca de feria que también tiene el cine, de arrastrarnos por un cuento de mú

VÍCTIMAS DEL PATRIARCADO, NO DE SU SEXISMO

En los últimos tiempos nos estamos acostumbrando a leer tanta barbaridad en las redes sociales en torno al feminismo, la igualdad de género y no digamos sobre las múltiples violencias que sufren las mujeres, que nuestra capacidad de asombro empieza a entrar en un estado en el que la alerta corre el riesgo de debilitarse.  Ante tal cúmulo de opiniones lanzadas al aire en muchos casos por quienes no han acreditado la más mínima formación ni preocupación personal o intelectual sobre el tema, uno se debate entre no hacer el mínimo caso, entre otras cosas para no darle alas a determinados sujetos, o bien atender a la “militancia” personal y profesional que nos lleva a algunos a en ningún caso mantener la complicidad por omisión. Esa que es tan habitual entre muchos hombres que siguen percibiendo que el machismo, en cuanto  ideología que continúa conformándonos a todas y a todos, a la sociedad en general, acabará evaporándose como por arte de magia, mientras que la gran mayoría de noso

CUANDO MUERE UN POETA

Cuando muere un poeta se suelen escribir muchas obviedades y hasta alguna que otra tontería: él ha muerto pero su obra perdurará; no morirá mientras que alguien recuerde sus versos. Incluso es posible que la prensa local le reserve el rincón de alguna portada que le negó en vida. Todo ello por no hablar de quienes lo observaron con envidia y que sin reparos no dudan en convertirse en lamentable coro de plañideras. Cuando muere un poeta, es normal que busquemos sus libros en las estanterías, o sus versos en google o que rastreemos sus últimas huellas en las redes sociales. Ahora los espacios virtuales nos engañan y es como si negaran la muerte: ahí siguen sus cuentas abiertas, sus fotos sonrientes, el nombre desafiando el tiempo. Cuando muere un poeta, imagino que todos los que necesitamos la literatura para vivir nos damos cuenta de que realmente la usamos para esquivar inútilmente el ir muriendo. Cuando muere un poeta, por unos instantes, mientras que dura el impacto de la notici

SOLO EL VACÍO

He de confesar que fui uno de los deslumbrados por los excesos de Xavier Dolan, si bien me cautivaron más sus primeras películas - Los amores imaginarios, Tom en la granja - que aquéllas en las que posteriormente fue enrevesando su estilo - o la falta de él, podríamos debatirlo - y perdiendo la luminosidad que transmitían sus inicios. Laurence anyways  me interesó mucho pero no me impactó tanto como las anteriores.  Mommy  me dejó a medias.  Los peores presagios se adelantaban pues al estreno de su última película y, efectivamente, creo que es la obra menos lograda de este joven que desata pasiones encontradas y que no es tan "enfant terrible" como él mismo pretende vender. Solo el fin del mundo, en la que Dolan vuelve a sus temas de siempre (la familia, la madre, la culpa, los silencios, la homosexualidad), acaba siendo un artefacto en el que ni siquiera las formas son capaces de deslumbrar y, por tanto, de enmascarar el  más o menos endeble contenido. La opción por conta

EL CIERRE DE UTOPÍA

Me había acostumbrado a que entre los escaparates de mi barrio hubiera uno lleno siempre de libros: una isla entre tanto bar y tanta franquicia, la excepción ante la que cada día merecía la pena detenerse. Una de las sorpresas más tristes de este principio de año ha sido descubrir que ese espacio ya no existe, que como tantos otros en la ciudad luce un cartel de «se alquila». Una vez más mi alma de lector romántico ha quedado malherida y he sentido que arrancaban un trocito no solo de ella sino de la misma ciudad. Porque cada vez que se cierra una librería es como si amputaran un nervio al organismo, el cual por supuesto seguirá viviendo, pero con menos inquietud ante el presente y con frustradas ganas de mirar el futuro. Se acabó 2016, ese año con el que un día soñamos en esta ciudad, y apenas nadie recordó que hubo un momento en el que no solo todas las instituciones sino también y sobre todo la ciudadanía se entusiasmaron con un proyecto colectivo. Un proyecto que, más allá de

LAS INOCENTES: LAS MUJERES COMO VÍCTIMAS DE MÚLTIPLES CAUTIVERIOS

No sé si Pedro Almodóvar o Paul Verhoeven habrán visto Las inocentes, la película en la que Anne Fontaine cuenta la historia real de unas monjas polacas embarazadas tras ser violadas por las tropas rusas al terminar la II Guerra Mundial. Si no lo han hecho, ellos, que están tan acostumbrados a banalizar las agresiones sexuales que sufren las mujeres, deberían hacerlo para ver si así empiezan a entender cómo la violación constituye la expresión máxima del dominio masculino y la subordinación femenina.  La dolorosamente bella película de Fontaine nos muestra además algo que no por sabido necesita menos recordarse: cómo la violación de mujeres y niñas es una de las más habituales armas de guerra y cómo las víctimas de esta barbarie han sido y continúan siendo en la mayoría de los casos invisibles. A través de la mirada de la protagonista, una joven médico francesa, comunista y atea – interpretada por una magnífica Lou de Laâge -, una heroína que también sufre en sus propias carnes

EL MAGISTRADO Y LOS HOMBRES MALOS

A quienes nos movemos en el mundo del Derecho, no nos han extrañado del todo las declaraciones que el magistrado del Supremo Antonio Salas acaba de hacer sobre la violencia machista.   Ahí están por ejemplo las reiteradas denuncias de la Asociación de Mujeres Juezas que ponen en evidencia cómo la Judicatura continúa siendo un espacio terriblemente patriarcal y androcéntrico. No hace falta más que repasar los planes de estudio de las Facultades de Derecho o la formación específica que reciben los futuros titulares de los juzgados para comprobar cómo el género continúa siendo una herramienta analítica invisible, como la igualdad entre mujeres y hombres apenas si es con suerte el pretexto para una línea de alguna guía docente o no digamos cómo el feminismo es despreciado como argumento científico serio. Por lo tanto, lo realmente sorprendente sería que nos encontráramos con jueces, y con juezas, que hayan no solo aprendido sino también aprehendido lo que implican social y políticame