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Mostrando entradas de octubre, 2019

RAZONES Y EMOCIONES PARA VOTAR

Después de varias semanas dudando qué hacer el próximo 10 de noviembre, de repente se despejaron mis dudas, por más que persistan el cabreo, la desilusión y la poca esperanza. Cuando algunas calles de Barcelona ardían, y mientras que en otras miles de ciudadanos y de ciudadanas de Cataluña se manifestaban pacíficamente, yo tenía la gran suerte de participar en la rueda de hombres contra la violencia machista organizada en Valladolid. Hace unos meses, ASIES (Asociación Igualdad es Sociedad) me había pedido redactar el manifiesto que fue leído en todos los municipios que se sumaron a la iniciativa. Una vez más, fue emocionante comprobar cómo los hombres se posicionaban y cómo, aunque todavía con la timidez y la cautela de quien ha iniciado el proceso de mirarse como ser privilegiado ante el espejo, han empezado a entender que sin feminismo no hay democracia posible. Las emociones políticas vividas en Valladolid fueron decisivas para entender que no podía renunciar a ejercer mi derec

QUERER NO SIEMPRE ES PODER

Leticia Dolera  reúne todas las características para ser odiada, envidiada y sometida a esos rigurosos escrutinios que solo sufren las mujeres que osan ocupar el espacio público y que además pretenden hacerlo con autoridad. Es inteligente, es valiente, es atractiva y, sobre todo, no esconde sus contradicciones, sino que se interroga permanentemente sobre ellas y hace por tanto que los demás también lo hagamos. Había pues condicionantes más que suficientes, sin contar con  la polémica que en su momento ocasionó la no contratación  de una actriz embarazada, para que la serie de la que ella ha sido principal artífice fuera recibida con las uñas bien afiladas. Sin embargo, mucho me temo que, gustos aparte, va a resultar complicado ponerle un pero a  un producto audiovisual hecho con inteligencia y ternura . Vida perfecta  consigue en apenas ocho horas ofrecernos un retrato completo y emocionante de  las encrucijadas en las que se encuentran las mujeres en general  y muy en particula

JOKER: la rebelión de los dóciles

El sistema funciona porque somos dóciles. Porque estamos domesticados. La ley del silencio. La ensoñación de las libertades individuales. Los escaparates no dejan de generar deseos y el mercado insiste en hacernos desiguales. Las brechas cada día se hacen más grandes y la sostenibilidad, que durante un tiempo fue posible gracias a un Estado que se dejó acariciar por la justicia social, se vuelve una quimera. Abandonados, precarios, sin futuro. No estamos locos. Estamos hartos, cabreados, indignados. Y cuando la política falla la ira estalla. Y arden las calles, y se queman contenedores, y estallan las cristaleras de los bancos. "Todos somos payasos",  "Los ricos deben morir". El Joker de Todd Phillips  es un drama brutal, una especie de tragedia clásica llevada al exceso. No es una película de héroes ni de antihéroes, ni una distopía, ni siquiera la adaptación de un cómic. Es la traducción en imágenes seductoras y muy potentes del malestar que nos aqueja, de

DIECISIETE: Sánchez Arévalo y los hombres que (se) cuidan

El cine de Daniel Sánchez Arévalo siempre ha tenido como uno de sus ejes de referencia la incapacidad de los hombres para gestionar nuestras emociones – Primos, La gran familia española – y, casi como contrapartida, la vindicación del cuidado como una herramienta desde la que construir otro proyecto de subjetividad masculina – Azul oscuro casi negro . Su última película, Diecisiete, rodada sin grandes estrellas y con una apariencia engañosa de pequeñez, retoma buena parte de ese relato y lo convierte en una historia hermosa de dos hombres jóvenes que, más que a perder, aprenden a quererse. Esta road movie en la que acompañamos a dos hermanos por un viaje no solo físico sino también emocional, nos muestra a dos tipos, Héctor e Ismael, que de distintas maneras no son capaces de lidiar con todo lo que bulle dentro de ellos. El primero, cercano a la mayoría de edad, y que lleva dos años interno en un centro de menores, porque no ha sido capaz de salir de sí mismo y proyectar todo su

LA LUCHA DE KARL OVE KNAUSGARD

No es lo más habitual que en la literatura nos encontremos confesiones de hombres que reconocen sus debilidades y miserias. Por el contrario, el imaginario masculino está lleno de héroes, batallas y conquistas. A diferencia de las mujeres, que sí que han sido y son maestras en el arte de enfrentarse a sí mismas en el espejo, a nosotros nos cuesta mirarnos por dentro y no digamos reconocer públicamente nuestra vulnerabilidad. Es por tanto complicado encontrar libros en los que veamos descarnada la masculinidad, sin las máscaras con las que habitualmente se presenta en la esfera pública. Una de las últimas excepciones a esta regla es la magna obra del noruego Karl Ove Knausgard que, desde 2009, ha ido publicando en seis volúmenes una larguísima confesión. Y digo bien confesión, porque Mi lucha no es una biografía que se parezca a otras, sino que más bien es un ejercicio, intenso, doloroso con frecuencia, de desvelamiento de un hombre. Una especie de Dolor y gloria, pero en noruego.

¿POR QUÉ LAS MUJERES DISFRUTAN MÁS DEL SEXO BAJO EL SOCIALISMO?

Escucho, en la inauguración del curso académico del Instituto de Estudios Sociales Avanzados, a la siempre brillante M.ª Ángeles Durán reivindicar los cuidados como el gran desafío político y social del siglo XXI. Su análisis es certero y doloroso, pero las posibles salidas que plantea al callejón en el que nos encontramos distan de ser pacíficas y sobre todo realistas. Es evidente que, junto a otros compromisos personales y políticos, la solución pasa por unas políticas públicas que pongan la vida en el centro y que, por lo tanto, valoren también la riqueza, invisible como dice Durán, del cuidado. Mucho me temo que este programa tan ambicioso, y que lamentablemente no ocupará mucho espacio en las luchas electorales que soportaremos este otoño, vuelve a darse de bruces contra la que constituye la raíz última de la discriminación estructural que sufren las mujeres y que no es otra que la alianza entre patriarcado y capitalismo.  No creo que, sin superar la división sexual del trabajo

LA AURORA DE LAS MUJERES "MAYORES"

He de confesar que la en su día exitosa película La fuerza del cariño, que incluso fue galardonada con varios Oscars, había desaparecido en los vericuetos de mi memoria, tal vez porque en aquella época no fue sino un melodrama intrascendente que disfruté de forma muy ligera. Ni siquiera recordaba bien el personaje que interpretaba la siempre grande Shirley McLaine, ni mucho menos los matices del siempre insufrible Jack Nicholson . Me acerqué pues al Teatro Infanta Isabel de Madrid sin muchas referencias y, en todo caso, con los prejuicios que arrastraba de un largometraje que a mí me removió más bien poco. Si a eso sumamos que nunca antes había visto a Lolita Flores sobre el escenario, y en mí pesaba más el lastre del personaje que el presunto talento por descubrir, el punto de partida, en una sesión en la que estuve rodeado mayoritariamente de señoras solas y bien vestidas, no era el más positivo. Sin embargo, y tras un comienzo algo farragoso, y que me hizo presagiar lo peor,

EL MAGO: Demasiada realidad

No creo que nadie pueda poner en duda el peso de Juan Mayorga en el teatro contemporáneo. Podrá gustar más o menos, pero es indudable su inteligencia, su aguda mirada sobre la realidad y su capacidad, entre otras cosas, para poner en evidencia las enfermedades que nos aquejan. El mago, que como él mismo confiesa surge de una experiencia personal y decepcionante con el mundo de la hipnosis, vuelve a ser una muestra de cómo el escenario puede ser una representación perfecta de nuestros miedos, de nuestras miserias y, en definitiva, de todo aquello que no queremos ver. Lastrada por un texto que alarga en exceso la anécdota de la que parte, y tal vez necesitada de una mano que le dé más impulso a una dirección  - el mismo Mayorga pone en pie su texto y puede que eso juegue en su contra -, que acaba siendo demasiada plana, la obra remonta gracias al trabajo excepcional de las actrices y de los actores. Son ellas y ellos, con esa mezcla tan humana de fortaleza y debilidad que exhiben ant