Con relativa frecuencia la cartelera nos ofrece algún que otro ejemplo con el que analizar cómo la mirada de la persona que crea lógicamente condiciona el relato. Y cuando me refiero a la mirada no me refiero solo a sus opciones estéticas sino sobre todo éticas, es decir, al lugar desde el que se posiciona frente a un mundo en el que existen luchas de poder, desigualdades e injusticias. Dos películas que coiciden en las carteleras estas semanas, y que coinciden en recrear, con diversas licencias creativas, las vidas de reinas de épocas británicas, constituyen una buena muestra de hasta qué punto es deciviso el enfoque de quien nos ofrece una historia y unos personajes. Me refiero a la multipremiada y alabada por la crítica La favorita, de Yorgos Lanthimos, y a la menos exitosa María, reina de Escocia, primera película dirigida por Josie Rourke. Ambas, además de situarse en un pasado lejano, la primera a principios del siglo XVIII y la segunda en el turbulento siglo XVI, nos presentan …
O cómo evitar que la masculinidad reaccionaria frene los avances de la igualdad
Tal y como planteara Michael Kimmel en su profético libro 'Angry White Men' (Hombres blancos enfadados), la crisis de la masculinidad tradicional es uno de los factores que está alimentando el crecimiento de opciones políticas conservadoras y reaccionarias. No es casualidad que muchos de esos partidos que a nivel global van ganando posiciones incluyan en sus programas la lucha contra la “ideología de género” o la crítica feroz de todas las transformaciones conquistadas gracias al feminismo. Estas fuerzas políticas, además de acogerse a los facilones discursos del miedo, están dándole voz a todos esos hombres que se resisten a perder su posición privilegiada y que asisten, entre atemorizados y cabreados, al deterioro progresivo de una hegemonía que durante siglos nos ha dado múltiples dividendos. Un modelo de hombre que hoy está en crisis, al haberse agrietado progresivamente las bases…
Tal y como planteara Michael Kimmel en su profético libro 'Angry White Men' (Hombres blancos enfadados), la crisis de la masculinidad tradicional es uno de los factores que está alimentando el crecimiento de opciones políticas conservadoras y reaccionarias. No es casualidad que muchos de esos partidos que a nivel global van ganando posiciones incluyan en sus programas la lucha contra la “ideología de género” o la crítica feroz de todas las transformaciones conquistadas gracias al feminismo. Estas fuerzas políticas, además de acogerse a los facilones discursos del miedo, están dándole voz a todos esos hombres que se resisten a perder su posición privilegiada y que asisten, entre atemorizados y cabreados, al deterioro progresivo de una hegemonía que durante siglos nos ha dado múltiples dividendos. Un modelo de hombre que hoy está en crisis, al haberse agrietado progresivamente las bases…