DIARIO CÓRDOBA, 30-1-2012 Siempre me ha gustado la esfera: como realidad y como metáfora. La esfera me remite a lo circular, a lo expansivo, a la horizontalidad, a lo femenino, a la suma que no cesa. La esfera implica movimiento, proceso, creatividad. Me pega a la tierra pero también es capaz de subirme al cielo. Es la rueda que atraviesa campos y ciudades. La bóveda en la que caben todas las fantasías. Lugar para el cuerpo y la mente, equidistancia de un centro en el que todo se hace igual desde sus diferencias. En este enero de sequía, las artes en Córdoba se hacen esfera. Y lo hacen en el espacio público, en clave de sol, ante la mirada silenciosa y esquiva de las instituciones. Los y las artistas han decidido plantarle cara al desierto cordobés y han empezado a gestar lo que tal vez hace un tiempo fueron incapaces de hacer. Tal vez porque muchos de ellos estaban ocupados en cómo lograr la ansiada subvención pública y, compitiendo entre ellos, la caricia tuteladora de las institucio...
Cuaderno de bitácora de Octavio Salazar Benítez