Ir al contenido principal

Córdoba Esfera

DIARIO CÓRDOBA, 30-1-2012
Siempre me ha gustado la esfera: como realidad y como metáfora. La esfera me remite a lo circular, a lo expansivo, a la horizontalidad, a lo femenino, a la suma que no cesa. La esfera implica movimiento, proceso, creatividad. Me pega a la tierra pero también es capaz de subirme al cielo. Es la rueda que atraviesa campos y ciudades. La bóveda en la que caben todas las fantasías. Lugar para el cuerpo y la mente, equidistancia de un centro en el que todo se hace igual desde sus diferencias.
En este enero de sequía, las artes en Córdoba se hacen esfera. Y lo hacen en el espacio público, en clave de sol, ante la mirada silenciosa y esquiva de las instituciones. Los y las artistas han decidido plantarle cara al desierto cordobés y han empezado a gestar lo que tal vez hace un tiempo fueron incapaces de hacer. Tal vez porque muchos de ellos estaban ocupados en cómo lograr la ansiada subvención pública y, compitiendo entre ellos, la caricia tuteladora de las instituciones. Ahora, cuando los poderes se han quitado la máscara y han dejado al desnudo su quebradiza apuesta por la cultura, los creadores y las creadoras han empezado a ocupar el espacio que siempre fue el suyo, han comenzado a generar complicidades y, sobre todo, han vuelto a demostrar que la verdadera energía de esta ciudad radica más en sus gentes que en sus representantes.
Córdoba Esfera nace en malos momentos para la lírica, que son terribles en una ciudad paralizada tras sus reiterados fracasos y que arrastra una incapacidad congénita para creer en sí misma. Frente a la política de los grandes eventos, de las fotos en las portadas y del clientelismo, Córdoba Esfera nace desde el desapego a lo institucional pero desde el convencimiento de que en estos tiempos que corren es más necesario que nunca sumar recursos y habilidades. Con el impulso radicalmente democrático de las redes sociales, y con la libertad que otorga no saberse siervo de nadie, un grupo de creadores y creadoras de la ciudad han empezado a lanzar propuestas sostenibles y dirigidas a crear un marco de intercambio y relación capaz de aportar algo más de luz a la oscuridad cultural cordobesa. Y han empezado su andadura, más allá del espacio virtual, en uno tan simbólico como la plaza de la Corredera. Espacio público, ciudadanía y cultura: tres claves que nuestros políticos se resisten a asumir, tal vez porque el fruto de esa suma sea un potencial reflexivo que los pondría en la cuerda floja.
Mientras que la plaza acoge miradas plurales y palabras futuras, Córdoba se abre a la cultura, de nuevo, con la Chiquita Piconera, y el consejero de turno se hace la foto en un continente sin contenido. Las dos terribles metáforas en las que sigue prisionera la política cultural en esta ciudad. Los lastres del pasado, que se resisten a ser objeto de una lectura contemporánea, y las promesas del futuro a las que tanto cuesta convertir en realidad.
Es doloroso comprobar que no haya ningún representante que adivine que tal vez el porvenir de esta ciudad pasa por hacer que esos extremos rueden en la esfera. De lo contrario, mucho me temo que seguiremos condenados a disfrutar de fachadas deslumbrantes que no albergan más que humo, así como reliquias de un patrimonio que, de no girar, cada vez más es más pequeño y hasta ridículo.
La alternativa parece clara en tiempos de penuria económica en los que será tan complicado sostener un "monstruo" como el exC4. No hay más salida que hacer girar la esfera, andando sobre ella como un saltimbanqui, jugando con ella como si fuera una canica que acaricia otras y provoca un juego, abrazándola tenazmente hasta que nuestros brazos se encuentren con los de otros. Frente a la ciudad cuadriculada, la esfera es, como mínimo, una esperanza

Comentarios

Entradas populares de este blog

YO, LA PEOR DEL MUNDO

"Aquí arriba se ha de anotar el día de mi muerte, mes y año. Suplico, por amor de Dios y de su Purísima Madre, a mis amadas hermanas las religiosas que son y en lo adelante fuesen, me encomienden a Dios, que he sido y soy la peor que ha habido. A todas pido perdón por amor de Dios y de su Madre. Yo, la peor del mundo: Juana Inés de la Cruz". Mi interés por Juana Inés de la Cruz se despertó el 28 de agosto de 2004 cuando en el Museo Nacional de Colombia, en la ciudad de Bogotá, me deslumbró una exposición titulada "Monjas coronadas" en la que se narraba la vida  y costumbres de los conventos durante la época colonial. He seguido su rastro durante años hasta que al fin durante varias semanas he descubierto las miles de piezas de su puzzle en Las trampas de la fe de Octavio Paz. Una afirmación de éste, casi al final del libro, resume a la perfección el principal dilema que sufrió la escritora y pensadora del XVII: " Sor Juana había convertido la inferioridad ...

CARTA A MI HIJO EN SU 15 CUMPLEAÑOS

  De aquel día frío de noviembre recuerdo sobre todo las hojas amarillentas del gran árbol que daba justo a la ventana en la que por primera vez vi el sol  reflejándose en tus ojos muy abiertos.   Siempre que paseo por allí miro hacia arriba y siento que justo en ese lugar, con esos colores de otoño, empezamos a escribir el guión que tú y yo seguimos empeñados en ver convertido en una gran película. Nunca nadie me advirtió de la dificultad de la aventura, ni por supuesto nadie me regaló un manual de instrucciones. Tuve que ir equivocándome una y otra vez, desde el primer biberón a la pequeña regañina por los deberes mal hechos, desde mi torpeza al peinar tu flequillo a mis dudas cuando no me reconozco como padre autoritario. Desde aquel 27 de noviembre, que siento tan cerca como el olor que desde aquel día impregnó toda nuestra casa, no he dejado de aprender, de escribir borradores y de romperlos luego en mil pedazos, de empezar de cero cada vez que la vida nos ponía...

CARTA DE MARÍA MAGDALENA, de José Saramago

De mí ha de decirse que tras la muerte de Jesús me arrepentí de lo que llamaban mis infames pecados de prostituta y me convertí en penitente hasta el final de la vida, y eso no es verdad. Me subieron desnuda a los altares, cubierta únicamente por el pelo que me llegaba hasta las rodillas, con los senos marchitos y la boca desdentada, y si es cierto que los años acabaron resecando la lisa tersura de mi piel, eso sucedió porque en este mundo nada prevalece contra el tiempo, no porque yo hubiera despreciado y ofendido el cuerpo que Jesús deseó y poseyó. Quien diga de mí esas falsedades no sabe nada de amor.  Dejé de ser prostituta el día que Jesús entró en mi casa trayendo una herida en el pie para que se la curase, pero de esas obras humanas que llaman pecados de lujuria no tendría que arrepentirme si como prostituta mi amado me conoció y, habiendo probado mi cuerpo y sabido de qué vivía, no me dio la espalda. Cuando, porque Jesús me besaba delante de todos los discípulos una ...