LOS CHICOS ESTÁN BIEN es una decepcionante película que pone de manifiesto como el discurso heteronormativo está haciendo invisibles las diferencias y como frente a las posibilidades que encierra la diversidad estamos apostando por la uniformidad.
La historia de esa familia atípica - dos lesbianas con hijos concebidos por una donación de esperma, los cuales deciden averiguar quien fue el donante - acaba convertida en una exaltación de la familia tradicional. La pareja que forman Annette Bening y Julianne Moore podría ser perfectamente una pareja heterosexual: ambas reproducen roles y estereotipos. Y no digamos el "macho" interpretado por Mark Ruffalo...
Como en toda película americana que se precie el final acaba poniendo las cosas en su sitio y restaurando el orden. El orden patriarcal y heterosexual, por supuesto.
En fin,una oportunidad perdida para mostrarnos en la pantalla como la diversidad afectivo-sexual puede generar otras formas de convivencia, de familia, de afectos. Una apuesta que debería ser también la de tantos gays y lesbianas que llevan siglos invisibilizados y asimilados finalmente por la dictadura heterosexual.
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