CÓRDOBA / JULIA GARCÍA HIGUERAS, LA PRIOSTÍA
Día 18/04/2011 - 09.19h
Abel lleva dando vueltas desde las 6 de la mañana. Es un cofrade tan entusiasta y entendido como pueda serlo un señor de mediana edad. Bueno, más porque parte con la ventaja de que él tan sólo tiene nueve años y su sed por aprender no conoce límites. No le basta Córdoba, no se conforma con Cabra. También domina lo que se cuece en las vecinas Sevilla y Málaga.
Tres horas después, todavía anda inquieto en casa a punto de enfundarse el hábito de hebreo, como tantos otros niños de las inmediaciones de la parroquia de San Lorenzo. Loli, su madre, cuenta orgullosa que el niño ha vivido siempre la Semana Santa con verdadera pasión, una tradición familiar que ella y Octavio respetan y alientan. Desde hace seis años, Abel va acompañando al Señor de la Borriquita.
Ante la inminencia de la hora en que han sido citados en la iglesia, comienza en el salón de esta vivienda próxima a la plaza de la Magdalena el ritual sencillo y grande a la vez de todo el que participa en una procesión: colocar sobre la ropa de calle la túnica de color hueso, el fajín rojo, la medalla y el turbante de hebreo. En el revistero sobresale alguna que otra publicación cofrade. Sobre la mesa luce una réplica del paso de misterio de las Tres Caídas de Sevilla, que a él le fascina. «Me gusta cómo se mueve y las marchas que le tocan, y el color de la túnica, que es morado, y sale en la Madrugá», explica con cierta timidez.
Sobre sus preferencias en la Semana Santa cordobesa admite que «me gustaría pertenecer a la Santa Faz y me gustaría ver las Angustias porque no puedo porque estoy en Cabra». Además, también le interesa la música: «Toco el clarinete y el año que viene entraré en el Conservatorio».
¿Y cómo vive Abel la procesión de la Entrada Triunfal? «Voy viendo cómo se mueven» las imágenes y «buscando si hay algún amiguillo. Y, por supuesto, echando cera a los que me piden». Loli se cerciora de que llevan encima la papeleta de sitio y los guantes. Así apoya a su hijo alimentando una inquietud que sólo el tiempo dirá cómo creció.
La semana santa es pasión y emoción. Abel, en tí veo la pasión y con ella me transmites la misma emoción que me recorre el cuerpo cuando el llamador de la Trinidad suena. Como costalero siento la misma pasión que en tus nueve años veo. Espero que algún día disfrutes también ese sentimiento y me encantaría que fuera en la Santa Faz, escuchando algo como: Abel!! cómo está la trasera?
ResponderEliminarTos por iguá ARTISTAS!
Luis.