Ir al contenido principal

DEL OUTING AL ORGULLO


 Siempre he tenido mis dudas en cuanto al "outing" de personajes públicos con respecto a sus preferencias sexuales. Obviamente el que personajes públicos, y me refiero no sólo a artistas o presentadores de televisión, sino también políticos, o banqueros, o empresarios, reconozcan abiertamente sus gustos sexuales, tiene un carácter "ejemplificador" y socializador de primera magnitud. Ahora bien, a nadie se le deben exigir heroísmos ni mucho menos obligar a que haga público lo que es una opción de su vida personal, ante la que los demás no deberíamos por qué manifestar ningún juicio o valoración. La verdadera  igualdad se habrá alcanzado, en todo caso, cuando una persona homosexual, o bisexual, o trisexual, o lo que quiera ser, no tenga por qué hacer explícita su orientación sexual, como tampoco lo hacen con carácter general los heteros.

Sin embargo, ante el reconocimiento público por parte de Iñaki Oyárzabal, el número 2 del País Vasco, de sus preferencias sexuales, el debate debería ser otro. El acento debería ponerse en que él, como tantos otros homosexuales y lesbianas que sin duda militan en el PP, forma parte de un partido que mantiene el recurso de inconstitucionalidad contra la reforma del Código Civil de 2005. Un recurso que lleva sin resolverse 7 años y en el que, si uno analiza su argumentación, detesta no sólo argumentos jurídicos más o menos discutibles, sino también planteamientos que rozan la homofobia. De ahí que cueste trabajo entender que alguien como Iñaki, que forma parte también de un colectivo históricamente marginado y perseguido, comulgue con ruedas de molino y ponga por encima de su compromiso personal el del partido. Sería cuestión de orgullo - ético, sin más, no necesariamente gay - que él y otros muchos como él retiraran un recurso que simboliza la discriminación que muchos intentan prorrogar. Ese sí que sería el verdadero y eficaz outing de un político del PP.

Comentarios

Entradas populares de este blog

YO, LA PEOR DEL MUNDO

"Aquí arriba se ha de anotar el día de mi muerte, mes y año. Suplico, por amor de Dios y de su Purísima Madre, a mis amadas hermanas las religiosas que son y en lo adelante fuesen, me encomienden a Dios, que he sido y soy la peor que ha habido. A todas pido perdón por amor de Dios y de su Madre. Yo, la peor del mundo: Juana Inés de la Cruz". Mi interés por Juana Inés de la Cruz se despertó el 28 de agosto de 2004 cuando en el Museo Nacional de Colombia, en la ciudad de Bogotá, me deslumbró una exposición titulada "Monjas coronadas" en la que se narraba la vida  y costumbres de los conventos durante la época colonial. He seguido su rastro durante años hasta que al fin durante varias semanas he descubierto las miles de piezas de su puzzle en Las trampas de la fe de Octavio Paz. Una afirmación de éste, casi al final del libro, resume a la perfección el principal dilema que sufrió la escritora y pensadora del XVII: " Sor Juana había convertido la inferioridad ...

CARTA A MI HIJO EN SU 15 CUMPLEAÑOS

  De aquel día frío de noviembre recuerdo sobre todo las hojas amarillentas del gran árbol que daba justo a la ventana en la que por primera vez vi el sol  reflejándose en tus ojos muy abiertos.   Siempre que paseo por allí miro hacia arriba y siento que justo en ese lugar, con esos colores de otoño, empezamos a escribir el guión que tú y yo seguimos empeñados en ver convertido en una gran película. Nunca nadie me advirtió de la dificultad de la aventura, ni por supuesto nadie me regaló un manual de instrucciones. Tuve que ir equivocándome una y otra vez, desde el primer biberón a la pequeña regañina por los deberes mal hechos, desde mi torpeza al peinar tu flequillo a mis dudas cuando no me reconozco como padre autoritario. Desde aquel 27 de noviembre, que siento tan cerca como el olor que desde aquel día impregnó toda nuestra casa, no he dejado de aprender, de escribir borradores y de romperlos luego en mil pedazos, de empezar de cero cada vez que la vida nos ponía...

CARTA DE MARÍA MAGDALENA, de José Saramago

De mí ha de decirse que tras la muerte de Jesús me arrepentí de lo que llamaban mis infames pecados de prostituta y me convertí en penitente hasta el final de la vida, y eso no es verdad. Me subieron desnuda a los altares, cubierta únicamente por el pelo que me llegaba hasta las rodillas, con los senos marchitos y la boca desdentada, y si es cierto que los años acabaron resecando la lisa tersura de mi piel, eso sucedió porque en este mundo nada prevalece contra el tiempo, no porque yo hubiera despreciado y ofendido el cuerpo que Jesús deseó y poseyó. Quien diga de mí esas falsedades no sabe nada de amor.  Dejé de ser prostituta el día que Jesús entró en mi casa trayendo una herida en el pie para que se la curase, pero de esas obras humanas que llaman pecados de lujuria no tendría que arrepentirme si como prostituta mi amado me conoció y, habiendo probado mi cuerpo y sabido de qué vivía, no me dio la espalda. Cuando, porque Jesús me besaba delante de todos los discípulos una ...