Ir al contenido principal

ENTRE LOBOS

La nueva película del cordobés Gerardo Olivares es una magnífica cinta de aventuras, rodada en plena Sierra Morena y con la fuerza de la Naturaleza como principal atractivo. Basada en la historia real de Marcos Rodríguez Pantoja, la película está muy bien rodada, ha acertado con el chaval protagonista y tiene unas bellísimas imágenes que están por encima del guión y los escasos diálogos. 
En lugar de hacer una película de "tesis", al estilo de "El pequeño salvaje" de Truffaut, Olivares ha optado por la emoción de una historia real, con cierto aire de western y por la dimensión épica de un hombre que tal vez descubrió más valores entre los animales que entre los hombres con los que tuvo que convivir a partir de los 19 años.
Frente a Harry Potter, Narnia y demás complejos visuales que copan la taquilla, y que carecen de vida y a los que les sobra manufactura, ENTRE LOBOS nos ofrece una lección de "humanidad" - sí paradójicamente de "humanidad"...entre animales -, de emociones y de autenticidad. 
Por eso disfruté tanto de la película viéndola con mi hijo Abel, al que sudaron las manos y casi se salieron los ojos de las órbitas siguiendo las peripecias de Marcos.  Esa es la auténtica emoción del cine y no la que nos venden los efectos especiales que avasallan pero no tocan el corazón
www.entrelobosfilm.blogspot.com (Muy interesante el diario de rodaje de Gerardo Olivares)

Comentarios

  1. Me alegra que sea una película que llega al corazón. Ya estamos un poco cansados de tantos efectos especiales. Al ver algunas películas donde la tecnología parace ser lo más importante, lo que prima en la cinta, me acuerdo muchas veces de las palabras de Mcluhan, donde hace ya varias décadas alertaba del peligro de que el medio fuera el mensaje.

    Ya vivimos en condiciones de ficción, donde ir al supermercado o pagar la factura de la luz requiere de algunos efectos especiales. Cuando vayamos al cine, que nos dejen al menos sentir la emoción de "otras vidas".

    Curiosamente hace dos días vi la película Bent, ahí está la emoción, el sentimiento, el amor que nos hace llorar, sí llorar. Ahí está un ejemplo de cómo se puede contar una historia que llega al corazón. No hacen falta efectos especiales para crear una obra de arte. El medio no es el mesaje.

    ResponderEliminar
  2. He escrito ese comentario porque hace justo una semana, por motivos de paternidad, tuve que tragarme la última de Harry Potter. Me pareció aburrida, violenta, ruidosa... Salí del cine absolutamente abrumado. Me pareció un tostón de cuidado... y me dejó especialmente "tocado" que mi hijo disfrutara con ese tipo de cine.
    Frente a ese "engendro", un producto más de la globalización, la película Entre lobos - sin ser una obra maestra, que conste - es emocionante, tierna, luminosa, te hace respirar, está llena de valores,... En fin, es un tipo de cine que nos hace más humanos. A diferencia de Harry Potter y compañía.

    ResponderEliminar
  3. Pues sí, tiene ustded toda la razón. A nuestros menores les está "rellenado" la cabeza de historias "fantásticas", habiendo tantas cosas interesantes que saber y conocer.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

YO, LA PEOR DEL MUNDO

"Aquí arriba se ha de anotar el día de mi muerte, mes y año. Suplico, por amor de Dios y de su Purísima Madre, a mis amadas hermanas las religiosas que son y en lo adelante fuesen, me encomienden a Dios, que he sido y soy la peor que ha habido. A todas pido perdón por amor de Dios y de su Madre. Yo, la peor del mundo: Juana Inés de la Cruz". Mi interés por Juana Inés de la Cruz se despertó el 28 de agosto de 2004 cuando en el Museo Nacional de Colombia, en la ciudad de Bogotá, me deslumbró una exposición titulada "Monjas coronadas" en la que se narraba la vida  y costumbres de los conventos durante la época colonial. He seguido su rastro durante años hasta que al fin durante varias semanas he descubierto las miles de piezas de su puzzle en Las trampas de la fe de Octavio Paz. Una afirmación de éste, casi al final del libro, resume a la perfección el principal dilema que sufrió la escritora y pensadora del XVII: " Sor Juana había convertido la inferioridad

EL ÁNGEL DE AURORA Y ELENA

  El dolor siempre pasa por el cuerpo. Y la tristeza. También el goce, los placeres, la humillación. Somos cuerpo atravesado por las emociones. Los huesos y la piel expresan los quiebros que nos da la vida. Esta acaba siendo una sucesión de heridas, imperceptibles a veces, que nos dan nombre. Algunas supuran por los siglos de los siglos. Otras, por el contrario, cicatrizan y nos dejan tatuados. Las heridas del amor, de los placeres, de los esfuerzos y de las pérdidas. Estas últimas son las que más nos restan. Como si un bisturí puñetero nos arrancara centímetros de piel.   Sin anestesia. Con la desnudez propia del recién nacido. Con la ligereza apenas perceptible del que se va. No puedo imaginar una herida más grande que la provocada por la muerte de un hijo apenas recién iniciado su vuelo. Por más que el tiempo, y las terapias, y   las drogas, y los soles de verano, hagan su tarea de recomposición. Después de una tragedia tan inmensa, mucho más cuando ha sido el fruto de los caprich

CARTA A MI HIJO EN SU 15 CUMPLEAÑOS

  De aquel día frío de noviembre recuerdo sobre todo las hojas amarillentas del gran árbol que daba justo a la ventana en la que por primera vez vi el sol  reflejándose en tus ojos muy abiertos.   Siempre que paseo por allí miro hacia arriba y siento que justo en ese lugar, con esos colores de otoño, empezamos a escribir el guión que tú y yo seguimos empeñados en ver convertido en una gran película. Nunca nadie me advirtió de la dificultad de la aventura, ni por supuesto nadie me regaló un manual de instrucciones. Tuve que ir equivocándome una y otra vez, desde el primer biberón a la pequeña regañina por los deberes mal hechos, desde mi torpeza al peinar tu flequillo a mis dudas cuando no me reconozco como padre autoritario. Desde aquel 27 de noviembre, que siento tan cerca como el olor que desde aquel día impregnó toda nuestra casa, no he dejado de aprender, de escribir borradores y de romperlos luego en mil pedazos, de empezar de cero cada vez que la vida nos ponía frente a un n