“Me imagino al hombre,
al artista relativizando su gran historia y con la discreción propia
acogiéndonos en sus bolsillos. Una vida de un hombre valiente al que la palabra
le debe tanto, con la frente bien alta”.
Del Prólogo de Andrés
Suárez
Podría
escribir mi biografía siguiendo el rastro que las canciones de Víctor Manuel
han ido dejando en mi vida. Desde que lo descubriera, cuando apenas tenía yo 10
años, y lo viera actuar en mi pueblo, que también es un poco el suyo, cantando
“Sólo pienso en ti”, me ha acompañado en mis viajes, en mis amores y desamores,
en mis derrotas y en mis vuelos. Sin que él haya sido consciente, aunque en
alguna ocasión me he atrevido a decírselo, aprendí de él no solo el valor de
los versos sino también el sentido ético y político que implica el ejercicio de
la ciudadanía. Con él he descubierto no solo los múltiples adjetivos del amor,
sino también las herramientas para ser fiel a mi conciencia, para cruzar los
brazos cuando alguien quiera obligarme a conquistar una playa, para hacer de
las canciones un pretexto para la alegría y para descubrir la auténtica poesía,
esa que reside en las cosas más cotidianas. Y como las bocas pueden ser nubes
blancas, y como por la luz de unos labios se puede ir muriendo, y como en el
desván se puede oler a hierba, y como en el amor no cabe medir quién puso más, y como entre dos es posible inventar lo imperfecto.
Por
todo ello la lectura de sus memorias desordenadas ha sido para mí como bucear
en mis propios años, desenredar hilos que se habían quedado prendidos de alguna
rama y, en cierto modo, recorrer la historia de un país que en apenas unas
décadas ha conseguido coser, aunque sea tan imperfecta, una camisa blanca
esperanzada. Antes de que sea tarde tiene
la gran virtud de no ser un libro pretencioso, ni mucho menos el diario de un
héroe. Es un relato, más hilvanado que cosido, que transpira modestia y
ternura, tal y como es Víctor. Intenso e irónico cuando hace falta, militante
casi siempre, feminista y cuidadoso. El
cocinero que bien sabe conjugar emociones y especias, caldos y rebeldías. Más
cerca de un novelista que de un cronista en sus recuerdos familiares, como
rotundo y desnudo en la narración de sus desamores políticos - "Y luego se preguntan qué les pasado" - , el asturiano ha
conseguido, como ocurre con sus canciones, que el lector se sienta partícipe de
cada párrafo. Como si fuera un amigo que se reconoce en el itinerario de un
hombre que ahora mira al futuro a través de sus nietos.
En esta
época de referencias tan poco sólidas, de delgadez ética y de tanta tontería,
leer al hijo del ferroviario es todo un ejercicio de afirmación política y
sentimental. Como bien hemos aprendido del feminismo – y Ana siempre dice que
Víctor es mucho más feminista que ella - , lo personal es político, de ahí que
estas memorias sean no solo fragmentos de la vida privada y pública de un creador
sino también un mapa emocional para entender como arte, política y valentía son
primas hermanas. Unas primas que solo se arriman en el corazón de los seres
generosos. Los que merecen como Víctor el título de egabrense de honor, paisano
ya mío para siempre, y de Mari Luz y de Antonio, y de un adolescente Pedro Garfias
que sin ser de Cabra aprendió en ella lo que significa ser un hombre del Sur,
polvo, sol, fatiga y hambre.
El
gusto, querido Víctor, ha sido nuestro. De todas y de todos los que de tu mano
hemos aprendido que no podemos vivir sin memoria y que de los corazones
tendidos al sol es el reino de los cielos. Esos que me temo solo son posibles
en miradas como las de tu niña de agua, en el reverso de los sombreros que
lleva David o en los poemas que sin saberlo empiezan a escribir Olivia y León.
Y en ella, claro, sin la que no te puedes explicar. Sin la que otros muchos
como yo, y perdona mi atrevimiento, tampoco ya sabríamos explicarnos, "aunque cada uno tenga su parteaguas, su comida aparte, su
rayito de sol no compartido, su comprensión de lo que nos rodea a partir de lo
que piensa de lo que puede pensar el otro…”
Publicado en THE HUFFINGTON POST, 4 de enero de 2016:
http://www.huffingtonpost.es/octavio-salazar/las-memorias-descosidas-d_b_8883832.html?utm_hp_ref=spain
Publicado en THE HUFFINGTON POST, 4 de enero de 2016:
http://www.huffingtonpost.es/octavio-salazar/las-memorias-descosidas-d_b_8883832.html?utm_hp_ref=spain
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