En una ciudad como ésta,
en la que es tan habitual andar para atrás como los cangrejos,
en la que si te descuidas el cabildo inmatricula tu piso a su nombre,
en la que con frecuencia parece que no hayamos salido de la Edad Media,
en la que la actividad científica necesita el nihil obstat eclesiástico,
o en la que el Rector de su Universidad dice no tener ideología y se queda tan ancho,
es todo un milagro que cada año, y ya van 11, los versos se apropien de ella.
Es un milagro que David Trueba hable de Renoir bajo la vigilante mirada del Crucifijo de la Magdalena,
que Silvia Pérez Cruz nos ponga la piel de gallina con un vals lorquiano,
que Wendy Guerra nos susurre que ella nunca fue primera dama,
que Teresa de Jesús se mezcle con versos en las redes,
o que Herta Muller insista en peinarnos la larga cabellera del miedo.
Cosmopoética ha sido un año más un regalo que nos permite redescubrir la ciudad de las palabras.
Una celebración de la diversidad, de los diálogos y de la empatía.
El postre imposible de un perol que no le gustaría a Sandokan.
En fin, un oasis que nos reconcilia con lo mejor de nosotros mismos y que nos permite seguir soñando con una Córdoba en la que la cultura, ese arma cargada de futuro, sea la respuesta que nos salve de virus más peligrosos que el ébola.
COLUMNA RADIO CÓRDOBA, CADENA SER, JUEVES 9 DE OCTUBRE DE 2014
http://www.radiocordoba.es/facebook/FIRMA_OCTAVIO_09_10.mp3
en la que es tan habitual andar para atrás como los cangrejos,
en la que si te descuidas el cabildo inmatricula tu piso a su nombre,
en la que con frecuencia parece que no hayamos salido de la Edad Media,
en la que la actividad científica necesita el nihil obstat eclesiástico,
o en la que el Rector de su Universidad dice no tener ideología y se queda tan ancho,
es todo un milagro que cada año, y ya van 11, los versos se apropien de ella.
Es un milagro que David Trueba hable de Renoir bajo la vigilante mirada del Crucifijo de la Magdalena,
que Silvia Pérez Cruz nos ponga la piel de gallina con un vals lorquiano,
que Wendy Guerra nos susurre que ella nunca fue primera dama,
que Teresa de Jesús se mezcle con versos en las redes,
o que Herta Muller insista en peinarnos la larga cabellera del miedo.
Cosmopoética ha sido un año más un regalo que nos permite redescubrir la ciudad de las palabras.
Una celebración de la diversidad, de los diálogos y de la empatía.
El postre imposible de un perol que no le gustaría a Sandokan.
En fin, un oasis que nos reconcilia con lo mejor de nosotros mismos y que nos permite seguir soñando con una Córdoba en la que la cultura, ese arma cargada de futuro, sea la respuesta que nos salve de virus más peligrosos que el ébola.
COLUMNA RADIO CÓRDOBA, CADENA SER, JUEVES 9 DE OCTUBRE DE 2014
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