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2016, VIAJE EN CARRIOLA


DIARIO CÓRDOBA, 2-7-2012
Hace un año sufrimos la decepción de no convertirnos en capital europea de la cultura. Hoy, doce meses después, sufrimos la que supone comprobar lo mal que se ha gestionado el fracaso. La parálisis de la FCCC, sin que nadie haya certificado su fallecimiento, es la prueba más evidente de la distancia que existe entre los discursos y los hechos. Aunque más penoso aún me parece que la decepción sufrida no haya servido, pasado el duelo, para realizar un sano ejercicio de autocrítica. Al contrario, y como suele ser habitual en esta ciudad, hemos alimentado los fantasmas externos y nos hemos regodeado en nuestro papel de víctimas.
Creo que los resultados, a medio y largo plazo, habrían sido más positivos si en lugar de fustigarnos con conspiraciones de novela de playa, o de denunciar las reglas de un juego frente al que pecamos de ingenuos, hubiéramos aprovechado para analizar qué hicimos mal durante el trayecto y qué errores no deberíamos repetir. En este sentido, debo entonar de entrada el mea culpa y asumir la parte de responsabilidad que me corresponde. Algo que, por cierto, todavía no ha hecho ninguno de los responsables políticos que, siendo conscientes en gran medida de los males de la candidatura, hicieron poco o nada para remediarlos.
A estas alturas tengo muy claro que, factores políticos al margen, si ganó San Sebastián fue porque su proyecto era el mejor. Así lo supimos desde la primera vuelta. A nosotros, por el contrario, nos pusieron una larga lista de objeciones que ponían de relieve debilidades como la excesiva dependencia del pasado o la escasa participación de los creadores. Se trataba de un dossier falto de frescura e innovación, concebido más como un batiburrillo de ocurrencias que como una mezcla equilibrada de hondura, imaginación y futuro. Era un proyecto, pese al Puente Romano de azul, poco enraizado en la ciudad. Le faltaban, paradójicamente, raíces en el contexto social y cultural de Córdoba. Era una ficción, una fábula más que un ensayo, pero una fábula mal contada.
Esas debilidades tuvieron mucho que ver con la persona encargada de manejar el timón y que fue uno de los mayores desaciertos de todo el proceso. Yo fui el primer decepcionado al trabajar con una gerente de sueldo millonario que no hizo apenas nada por comprender esta ciudad. Como con frecuencia nos suele pasar, muchos nos dejamos deslumbrar por la fascinación mesiánica de quien sudaba progresismo de suplemento dominical. A lo que habría que añadir un permanente ejercicio de improvisación, la pésima comunicación con la Oficina de la Capitalidad y un egocentrismo tan apabullante que maniataba las posibilidades de todos los que creímos formar parte de un equipo. Algo de lo que, además, estaban informados los representantes institucionales que prefirieron hacer la vista gorda, tal vez porque el objetivo era tan crucial para la ciudad que no era conveniente abrir una crisis. Por eso, imagino, todos callaron, medios de comunicación incluidos, tras la desastrosa presentación de nuestra candidatura en Bruselas. La que provocó las iras de un consejero de Cultura que, a su vez, poco se desvivió por Córdoba.
Si a todo ello sumamos que los que creíamos sostenes políticos no lo fueron llegado el momento del juego propio de estas competiciones, y que San Sebastián mejoró el dossier y la presentación final, parece que sobraban razones para que Córdoba no resultara designada. Otra cosa es que tuviésemos argumentos a nuestro favor, o que nos parezca injusto que una ciudad como Donosti fuera elegida, pero ello no debería cegarnos ante los errores cometidos. Algo que parece poco probable ya que, pese a los buenos propósitos tras la derrota, el disco duro sigue sin reiniciarse. Es decir, esta ciudad sigue sin tener una planificación estratégica en materia de cultura y continúa actuando a golpe de eventos. Subida en una carriola que no deja de dar vueltas en torno a ninguna parte.

Comentarios

  1. Una reflexión demoledora, Octavio, y que goza del plus, nada desdeñable, de estar formulada desde el conocimiento 'a pie de obra' de la realidad sobre la que versa. Ojalá tome nota 'quien corresponda', entendido en un sentido amplio y con cada palo aguantando su vela. Ojalá...

    Un fuerte abrazo y buena semana.

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  2. Gracias Manuel, por tu fidelidad y por darme ánimos... Creo que en esta ciudad hay que empezar a poner los puntos sobre las ies. Un abrazo.

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