Nunca olvidaré el día en que vi por primera vez Thelma y Louise . Era entonces un estudiante de Derecho al que le quedaba mucho por aprender del feminismo, del cine y de la vida en general. La vi en unos cines míticos de mi ciudad, bautizados precisamente con un nombre de mujer con una historia muy "de película", Isabel la Católica. Esos cines, en los que tanto aprendí como hombre y como ciudadano, están hoy tristemente cerrados. Aunque en aquel momento no era capaz de traducir políticamente todo lo que la pantalla me mostraba, sí que me sorprendió que en la película fueran dos mujeres las protagonistas absolutas, que se rebelaran contra un mundo que las trataba injustamente y que además fueran partícipes de una relación de complicidad tan alejada de las que habitualmente el cine mostraba entre mujeres. Alrededor de ellas, los hombres aparecían como accesorios, como restauradores de un orden en el que ellos eran los privilegiados, ciertamente torpes y hasta desubica...
Cuaderno de bitácora de Octavio Salazar Benítez