En una reciente entrevista concedida al suplemento Style del Corriere della sera , Enma Bonino afirmaba que el gran problema de Italia no es tanto la mentalidad de su gente como la de sus partidos políticos. Un diagnóstico que se pone en evidencia ante la resistencia del legislador a reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo. Ni siquiera la izquierda ha asumido ese objetivo que vemos como poco a poco se va conquistando en los ordenamientos jurídicos europeos. Sin duda, el peso de la Iglesia Católica es todavía mayor en Italia que en nuestro país, lo cual condiciona muchos debates que afectan a cuestiones relacionadas con la moral más conservadora. En este sentido tendríamos que pensar que el problema no es tanto que el Vaticano esté en Italia sino que realmente es Italia la que parece estar dentro del Vaticano. De ahí que no debiera sorprendernos que ni siquiera Renzi se atreva a hablar del matrimonio y su promesa, permanentemente retrasada, es la de regular las uniones...
Cuaderno de bitácora de Octavio Salazar Benítez