En este noviembre de aniversarios en el que estamos atrapados entre la nostalgia de la derecha y la melancolía de la izquierda, y en el que leemos con pesadumbre esas encuestas que nos revelan lo frágil que es la democracia, asistir en la Filmoteca de Andalucía al estreno del documental Que arda la calle , en el marco de Cinema25, ha hecho que me reafirme en mi compromiso con ese proyecto alternativo de humanidad que representa el feminismo. Apenas superado un 20N en el que nos han sobrado tantos motivos para la desesperanza, recorrer una parte de nuestra historia común que para mí, debo confesar, era desconocida, ha sido como reconciliarme con esas alas que, en estos tiempos de zozobra, corrían el riesgo de quebrarse entre la queja y la domesticación. Escuchar a siete mujeres protagonistas de la Córdoba más invisible, cuyas voces son parte de una polifonía que ha sostenido y sostiene la lucha por la igualdad y la no violencia, me hizo salir a las calles frías y prenavideñ...
Cuaderno de bitácora de Octavio Salazar Benítez