En este precioso volumen, que viene cubierto por una especie de sobre mediante el cual podríamos enviarlo justo a un/a amigo/a querido/a, nos encontramos con la Virginia juguetona, irónica, luminosa, divertida incluso. Y con la que necesita tanto los afectos. Tal y como le escribe en una carta Ethel Smyth: "Toglieteme gli afetti e sarò un alga fuori dal mare, la carcassa di un granchio, un guscio vuoto. Le interiora, il midollo, il succo, la polpa, la stessa mia luce, non ne resterebbe più nulla".
La Virginia amante de las metáforas, la que mezcla pensamientos con Naturaleza, la que cruza realidad y fantasía, la que tanto necesita de las mujeres - "¿Cuál es el límite entre la amistad y la perversión?", le pregunta a Ethel -, la que odia el aburrimiento y la mediocridad, la tímida y la necesitada de conversaciones. Todas esas Virginias están en este pequeño tesoro, que concluye diciéndole a la Smyth: "¿Me amas todavía? No olvides mi gesto de saludo el otro día en Meck Square. Ámame".
Seguimos amando a Virginia.
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