Ir al contenido principal

VULNERABILIDAD PÚBLICA

La dimisión de Esperanza Aguirre me sugiere muchos elementos para la reflexión, aunque hay uno que me llama especialmente la atención por la "lectura de género" que es posible realizar. Aunque sería de ilusos desconocer los factores políti
cos que habrán condicionado su decisión, yo sí que me creo, y no pongo tan en duda como he escuchado desde ayer a muchos medios (sobre todo "de la oposición"), sus motivos personales y familiares. Lo que ocurre es que estamos muy poco habituados a dos cosas. En primer lugar, a que un político o política presente la dimisión. Cuando deberíamos asumir por fin que es contrario a la salud democrática que cualquiera, por bueno que sea, ocupe cargos públicos durante 30 años como Esperanza y otros muchos. En segundo lugar, en este mundo tan patriarcal, y en el que el poder sigue siendo muy masculino, no es muy habitual que se esgriman ese tipo de motivos para abandonar la "cosa pública". No me imagino a casi ningún político hombre diciendo que abandona la política porque quiere pasar más tiempo con sus nietos. Esperanza Aguirre, con la que no comparto ideológicamente nada y que en muchas ocasiones me parece que ha tenido actuaciones muy censurables, ha sido todo un ejemplo de cómo ha gestionado ante "el público" su enfermedad y ahora su retirada. Se nos ha mostrado, pese a su dureza aparente de animal político, como un ser vulnerable. Y eso es algo que la mayoría de los machitos que se dedican a lo público están lejos de poder y querer demostrar ante una sociedad que identifica poder con masculinidad y heroísmo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

YO, LA PEOR DEL MUNDO

"Aquí arriba se ha de anotar el día de mi muerte, mes y año. Suplico, por amor de Dios y de su Purísima Madre, a mis amadas hermanas las religiosas que son y en lo adelante fuesen, me encomienden a Dios, que he sido y soy la peor que ha habido. A todas pido perdón por amor de Dios y de su Madre. Yo, la peor del mundo: Juana Inés de la Cruz". Mi interés por Juana Inés de la Cruz se despertó el 28 de agosto de 2004 cuando en el Museo Nacional de Colombia, en la ciudad de Bogotá, me deslumbró una exposición titulada "Monjas coronadas" en la que se narraba la vida  y costumbres de los conventos durante la época colonial. He seguido su rastro durante años hasta que al fin durante varias semanas he descubierto las miles de piezas de su puzzle en Las trampas de la fe de Octavio Paz. Una afirmación de éste, casi al final del libro, resume a la perfección el principal dilema que sufrió la escritora y pensadora del XVII: " Sor Juana había convertido la inferioridad ...

CARTA A MI HIJO EN SU 15 CUMPLEAÑOS

  De aquel día frío de noviembre recuerdo sobre todo las hojas amarillentas del gran árbol que daba justo a la ventana en la que por primera vez vi el sol  reflejándose en tus ojos muy abiertos.   Siempre que paseo por allí miro hacia arriba y siento que justo en ese lugar, con esos colores de otoño, empezamos a escribir el guión que tú y yo seguimos empeñados en ver convertido en una gran película. Nunca nadie me advirtió de la dificultad de la aventura, ni por supuesto nadie me regaló un manual de instrucciones. Tuve que ir equivocándome una y otra vez, desde el primer biberón a la pequeña regañina por los deberes mal hechos, desde mi torpeza al peinar tu flequillo a mis dudas cuando no me reconozco como padre autoritario. Desde aquel 27 de noviembre, que siento tan cerca como el olor que desde aquel día impregnó toda nuestra casa, no he dejado de aprender, de escribir borradores y de romperlos luego en mil pedazos, de empezar de cero cada vez que la vida nos ponía...

CARTA DE MARÍA MAGDALENA, de José Saramago

De mí ha de decirse que tras la muerte de Jesús me arrepentí de lo que llamaban mis infames pecados de prostituta y me convertí en penitente hasta el final de la vida, y eso no es verdad. Me subieron desnuda a los altares, cubierta únicamente por el pelo que me llegaba hasta las rodillas, con los senos marchitos y la boca desdentada, y si es cierto que los años acabaron resecando la lisa tersura de mi piel, eso sucedió porque en este mundo nada prevalece contra el tiempo, no porque yo hubiera despreciado y ofendido el cuerpo que Jesús deseó y poseyó. Quien diga de mí esas falsedades no sabe nada de amor.  Dejé de ser prostituta el día que Jesús entró en mi casa trayendo una herida en el pie para que se la curase, pero de esas obras humanas que llaman pecados de lujuria no tendría que arrepentirme si como prostituta mi amado me conoció y, habiendo probado mi cuerpo y sabido de qué vivía, no me dio la espalda. Cuando, porque Jesús me besaba delante de todos los discípulos una ...