“No es sólo cuestión de contar lo que nos han hecho, es dotarnos de una conciencia social, de propiciar una transformación formal, real y legal para que no vuelva a ocurrir. Es contarnos entre nosotras, y también contarles a ellos hasta que se den por aludidos” Aida Dos Santos, Hijas del hormigón Una de las grandes revoluciones, todavía pendiente para muchos hombres, es que reconozcamos a las mujeres como prescriptoras o, lo que es lo mismo, como sujetas con autoridad y prestigio, maestras capaces de abrirnos ventanas y de ayudarnos a cuestionar el mundo sesgado en que fuimos socializados. Yo hace tiempo que, por fortuna del feminismo, tengo en mi vida a muchas mujeres que me nutren con sus propuestas y sus recomendaciones. Las escucho y las leo porque siempre me hacen descubrir horizontes de posibilidades. De su mano suelo ir al cine y a las librerías, a exposiciones y eventos en los que, además, ellas son la mayoría del público. Fueron justamente dos de esas mujere...
Cuaderno de bitácora de Octavio Salazar Benítez