Estamos poco acostumbrados a que los cineastas españoles hablen de problemas de hoy y además lo hagan sin renunciar al sentido del espectáculo que siempre debería tener el cine. La ruptura con esa dinámica es sin duda el mayor acierto de la nueva película de Daniel Monzón, el cual ya demostró su pulso como narrador y creador de imágenes en CELDA 211. EL NIÑO consigue entretener, sorprender al espectador con escenas rodadas con ritmo y precisión, y todo ello en un contexto apenas visitado en nuestro cine y que nos remite a uno de esos espacios fronterizos donde el bien y el mal se diluyen en nombre de intereses y negocios. En este caso el Estrecho se convierte en la gran metáfora también de lo que le sucede a buena parte de los protagonistas de la historia, para los que la tentación del dinero, la superación de un determinado estatus, justifica rebasar las fronteras y convertirse en una especie de héroes sin más espejo que sí mismos. Unos héroes venidos a menos, de carne y hueso...
Cuaderno de bitácora de Octavio Salazar Benítez