Pese a que no es una película perfecta, ni falta que le hace, el debut en la dirección de la actriz Marta Nieto está lleno de decisiones inteligentes que hacen que, bajo la apariencia de sencillez, asistamos a una historia compleja. De esas que te atraviesan con interrogantes y dudas, de las que ayudan a componer el mapa incierto de una realidad en la que vemos cómo últimamente se desmoronan cada vez más certezas. Entre otras cosas, porque empezamos a desmontar, piano piano , sesgos y normatividades que durante siglos limitaron la lectura de lo humano. La mitad de Ana, que es una obra que nace en un contexto en el que al fin, y no sin resistencias desde muchas trincheras, estamos cuestionando el orden binario de género, es mucho más que una película sobre las infancias trans o sobre cómo la identidad sexo-genérica es parte de eso que en términos jurídicos llamamos “libre desarrollo de la personalidad”. Incluso me atrevería a decir que esa realidad, aún siendo uno de los ej...
Cuaderno de bitácora de Octavio Salazar Benítez