En los últimos años, y desde el punto de la construcción de relatos, las series televisivas se están convirtiendo en un espacio mucho más plural y contemporáneo que el cine. No solo estamos disfrutando en la pequeña pantalla de productos excelentemente manufacturados sino que también tenemos la oportunidad de seguir historias que hacen visibles realidades habitualmente ignoradas por el cine comercial. Algo de lo que saben mucho las mujeres, no solo limitadas en cuanto a su papel protagonista en los oficios cinematográficos y en las mismas películas, sino también en cuanto a la presencia de su mirada sobre la vida y, por tanto, tan ausentes en los imaginarios colectivos. Una situación que se agrava cuando las mujeres llegan a una determinada edad que el mercado neoliberal no considera compatible con las expectativas de negocio. Un negocio que sigue marcado por el control sobre el cuerpo femenino, por la constante sexualización de la mitad de la Humanidad y por l...
Cuaderno de bitácora de Octavio Salazar Benítez