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COMO MUJER NO TENGO PATRIA

En este día de desfiles militares, de nostalgias reaccionarias (todas las nostalgias acaban siéndolo, ¿no?), de ofrendas florales, de uniformes y corridas de toros, de razas añoradas y de horizontes electorales, me siento como la Virginia Woolf que a finales de los años 30 del pasado siglo escribiera sus Tres guineas. Renuncio a mi masculinidad heroica, a mi virilidad sangrienta, a las banderas y los himnos.  Y me siento mujer como Virginia: "como mujer no tengo patria. Como mujer no quiero patria. Como mujer mi patria es el mundo entero". 

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EL ÁNGEL DE AURORA Y ELENA

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CARTA A MI HIJO EN SU 15 CUMPLEAÑOS

  De aquel día frío de noviembre recuerdo sobre todo las hojas amarillentas del gran árbol que daba justo a la ventana en la que por primera vez vi el sol  reflejándose en tus ojos muy abiertos.   Siempre que paseo por allí miro hacia arriba y siento que justo en ese lugar, con esos colores de otoño, empezamos a escribir el guión que tú y yo seguimos empeñados en ver convertido en una gran película. Nunca nadie me advirtió de la dificultad de la aventura, ni por supuesto nadie me regaló un manual de instrucciones. Tuve que ir equivocándome una y otra vez, desde el primer biberón a la pequeña regañina por los deberes mal hechos, desde mi torpeza al peinar tu flequillo a mis dudas cuando no me reconozco como padre autoritario. Desde aquel 27 de noviembre, que siento tan cerca como el olor que desde aquel día impregnó toda nuestra casa, no he dejado de aprender, de escribir borradores y de romperlos luego en mil pedazos, de empezar de cero cada vez que la vida nos ponía frente a un n