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Mostrando entradas de noviembre, 2023

TERESA: La monja aguafiestas

No puede ser sino una bendita casualidad que empiece este blog en   Cordópolis   hablando de Teresa de Jesús. Aunque no lo había pensado antes, tal vez haya entre ella y Thelma y Louise más conexiones de las que nunca Ridley Scott se atrevió a imaginar. Pocos personajes como ella han sido objeto de lecturas y relecturas tan diversas. De icono de la España católica y franquista a figura reivindicada por el feminismo, pasando por esa suerte de icono pop que entrevemos en las obras de Marina Abramovic, Paco Bezerra o Cristina Morales. En mi memoria siempre tuvo el rostro de Concha Velasco, dirigida por Josefina Molina y con guiones de Carmen Martín Gaite. Ahora es la directora Paula Ortiz las que nos ofrece otra mirada sobre la escritora de Ávila y lo hace adaptando la obra de Juan Mayorga  La lengua en pedazos.  Tal vez el mayor reparo que pueda hacerle a la película es que en ella pesa demasiado el verbo del autor, el cual, entre barroco a veces y afilado como un bisturí otras, encuentr

EL BUEN SEXO

  En los últimos tiempos, al hilo del debate generado en torno a las violencias sexuales, se han multiplicado las reflexiones de mujeres plantean la necesidad de superar un modelo de relaciones que sigue anclado en el paradigma del control masculino y que tradicionalmente las negó como sujetas activas y deseantes.  Sirva como ejemplo el imprescindible libro de Katherine Angel  El buen sexo mañana.  Sin embargo, apenas he leído aportaciones de varones en las que nos sintamos interpelados por las vindicaciones de nuestras compañeras y, en consecuencia, cuestionemos nuestra vivencia de la sexualidad y de qué manera, respondiendo a las expectativas de género, reproducimos unos mandatos de masculinidad que nos continúan mal criando en la fantasía de la omnipotencia y la invulnerabilidad. Esta ausencia se hace más significativa en un momento en el que el impulso de las conquistas legislativas y de los interrogantes planteados por las feministas nos habrían de llevar a ponernos delante del es

UN AMOR: Los amores perros de Sara Mesa e Isabel Coixet

Hay en el mejor cine de Isabel Coixet   - Mi vida sin mí, La vida secreta de las palabras,  Nadie quiere la noche , incluso Elegy – un hilo común que recorre sus historias. El hilo de las heridas que asoman en el cuerpo pero que nacen desde adentro, la siempre turbia naturaleza de los deseos y sus conflictos con la voluntad, la marejada incontrolable de la pasión y, claro, el lugar subordinado que las mujeres ocupan en el tablero de los pactos.   Hay pues una cierta conexión con el universo de Sara Mesa, y en particular con el de su novela Un amor , que tiene el título más paradójico y perverso que yo recuerde de los últimos años. No creo que hubiera una mejor cineasta que Coixet para poner en imágenes esa historia de soledades, de huidas y de frágil emancipación. Un relato áspero a veces, incómodo con frecuencia y que nos hace reflexionar sobre nuestros propios fangos. Los inevitables fangos del humano que somos. La adaptación de la directora de La librería logra que visualicemos

NADA: Un retrato amable de la insoportable vejez masculina

  Los mandatos de la masculinidad, al tiempo que nos han otorgado, y nos siguen otorgando, poder y privilegios, nos hacen vivir una serie de fantasías de las que tal vez muchos hombres no sean conscientes. La primera de ellas nos ha llevado a creernos seres heroicos y omnipotentes, invulnerables, capaces de enfrentarnos a todos los peligros y desafíos. La segunda nos ha hecho creer que somos independientes cuando la realidad es que siempre hemos dependido de otros y sobre todo de otras: las mujeres que nos han cuidado. Sin ellas, sin sus trabajos, sin sus tiempos volcados en ser “para otros”, difícilmente habríamos triunfado en lo público. Vivir en ese mundo de fantasías nos ha llevado a despreciar lo relacional y todo lo vinculado con las mujeres y lo femenino. De ahí las enormes carencias que seguimos mostrando en todas esas dimensiones que nuestras compañeras, habitualmente no reconocidas y con frecuencia explotadas, han desplegado no por una disposición natural, sino como resultado

LA ISLA DEL AIRE: Nacidas para sufrir

  Cuando las mujeres vindican una mayor presencia en el mundo artístico no se trata solo de una cuestión cuantitativa, que también, sino sobre todo de la necesidad, la justicia diría yo, de que ellas ofrezcan su mirada sobre el mundo. Desde sus cuerpos, desde su memoria, desde sus vivencias. Llevamos siglos mal educados por una lógica parcial, la androcéntrica, a la que afortunadamente han empezado a salirse grietas, pese a los machos reaccionarios que se rebelan y gracias a que el feminismo está siendo la ola más transformadora de las últimas décadas. Esta necesidad de mujeres que se cuenten y nos cuenten se hace más evidente cuando vemos obras como la que anoche llegó al Gran Teatro de Córdoba.   La isla del aire , de Alejandro Palomas, es una prueba evidente de cómo en muchos casos los hombres hablamos solo “de oídas” y de cómo somos expertos en reproducir imaginarios estereotipados y, por tanto, nada emancipadores, de quienes son la mitad de la Humanidad. En línea con otros creador

KILLERS OF THE FLOWER MOON: ¿Y si Scorsese se nos hubiera vuelta ecofeminista y decolonial?

  Nunca me ha entusiasmado el cine de Scorsese, aún reconociendo sus valores artísticos. Supongo que el exceso de testosterona y su regodeo en contarnos la historia del poder y la violencia han jugado en su contra, y quizás tal vez por eso mismo solo La edad de la inocencia consiguió en mí una cierta fascinación. Esta línea, sin embargo, se ha roto con su última película. Debo confesar que fui al cine con mucha prevención y atemorizado ante las más de tres horas de metraje. Supongo que la crítica más positiva que puedo hacer es que esa larguísima duración me pasó desapercibida, de manera que cuando llegaron los títulos de crédito no era consciente de haber estado delante de la gran pantalla. Cosa que, sin embargo, no puedo decir ante muchas películas que duran mechos menos y que se me hacen eternas. Killers of the flower moon   - y pongo el título original porque no obvia, como lo hace la traducción española, a las flores , que me parecen claves, tal y como se explica al principio –