Ir al contenido principal

PASIÓN Y DESEO: Lo "mari" como lectura queer del folclore andaluz

 


En un momento en el que todo el mundo parece ser experto en teoría queer, y en el que en determinados contextos este término se ha convertido en una especie de apelación al diablo, la lectura de un libro como Pasión y deseo, recién publicado de manera primorosa por Dos Bigotes,  me ha ofrecido muchas claves para dislocar geopolíticamente el término y para ubicarlo, con toda su fluidez, en la matria donde crecí y en la que vivo. Cantares, cuerpos y resiliencias en el folclore andaluz es su subtítulo, el cual, pese a su contundencia, se queda corto en la tarea de resumir todo lo que encierra un libro que es como un torrente. O, mejor, como una larguísima bata de cola de la que parecen brotar ramas y ramas en las que las hojas nos hablan de memorias e identidades. Un malagueño jovencísimo, Roy del Postigo, graduado en Historia del Arte y especialista en arte contemporáneo y cultura visual, nos zarandea con esa cola verde y blanca que es casi una tesis doctoral desmelenada y antiacadémica, un diario personal y un escenario por el que no dejan de pasar cuerpos disidentes, un viaje por heridas y coplas, una grieta inmensa y luminosa en la que se adivina – ojalá – el derrumbe definitivo de la casa del patriarca. 

 

Roy del Postigo nos ofrece argumentos y veredas con las que resignificar términos y hacer una relectura, inclusiva y plural, de todas esas confluencias que, desde las afueras, construyen en Andalucía la sensibilidad “mari”.  Las cuatro primeras letras de “mariquita” que es ese vocablo en el que confluyen las disidencias de género y las subalternidades de una tierra que, todavía hoy, es mirada con frecuencia por encima del hombro. Entre la admiración y el paternalismo. Marca turística que no tiene ni idea de memoria democrática ni de esas raíces que mestizas y migrantes hacen de este trozo del mapa un lugar en el que la precariedad alumbra genios y donde los excluidos siempre han buscado sótanos y terrazas en las que gritar lo prohibido. La Tierra de María Santísima, la de las Marías, la de las patronas y las jornaleras sin tierra, la de las camareras de piso y los vestidores de tallas a los que seguramente los Reyes Magos nunca dejaron una Nancy a la que cambiar de vestidos.  

 

En Pasión y Deseo se dan la mano como si fueran primas, o incluso hermanas, folclóricas y Vírgenes, como si constituyeran una sociedad no tan secreta en la que siempre se han reconocido quienes tuvieron menos. Menos recursos, menos reconocimiento social, menos oportunidades. En este sentido, y si nos ponemos académicos, es un texto escrito con perspectiva de género pero también de clase, con la mirada puesta en las cocinas donde nuestras abuelas hacían milagros, en los barrios donde habitaron todo tipo de resistencias, en los templos – eclesiásticos o no - donde siempre acudieron quienes no encontraron en lo normativo un espejo donde mirarse. Y es que lo mari, además de teatralidad y artificio, es pura política. Comunidad por engalanar más allá de siglas y movimientos que hoy parecen domesticados por el mercado y los partidos. 

 

Las Vírgenes de la Málaga donde nació el autor, pero también la Macarena y la Esperanza de Triana, y por supuesto la del Rocío, pasean por las páginas como eslabones de una cadena de renuncias y afirmaciones, de dolores y de celebraciones. Parte de una performance que es también la de tantas tonadilleras y folclóricas – otros dos términos a resignificar – que es la columna vertebral de esa identidad de identidades que es lo “mari” y en la que es obligatorio transitar por los rostros de Juanita Reina, Marifé de Triana, Lola Flores Rocío Jurado, Pastora Soler o Diana Navarro, los cuales, en un ejercicio revolucionario de desdoblamiento, se hacen cuerpos eternos en los que sin ser ellas asumen su identidad para alzarse desde lo callado a lo colectivo. Transformismo regenerador: euforia que al fin rompa con el orden binario de género. Y como un faro central, Isabel Pantoja como la expresión más ancha de todo lo que, desde lo prohibido, ha peleado por alzarse majestuoso sobre un escenario. Puesta en escena que equipara los teatros con los tronos majestuosos de la Semana Santa, el carnaval sin fecha exacta con la cuaresma de Vírgenes vestidas de hebreas, las fiestas de barrios y pueblos con la comunidad televisada en Canal Sur primero y ahora en unas redes sociales donde lo particular se vuelve global. En este sentido, Pasión y Deseo es también una singular historia de este nuestro país y sobre todo de una Andalucía que tal vez debiera mirarse más en lo queer para entenderse y ser entendida. Y no cabe duda de que en ella la Pantoja, otra María, María Isabel, Maribel, otra “mari”, es como el personaje donde caben no solo todos los dramas sino también, como si atesorara episodios de un largo serial bajo sus vestidos rojos, las realidades que han hecho de este país el que, para bien y para mal, tenemos ahora. El autor no puede ser más tajante: “Si para Martín Gaite el tiempo lo encarnaba el dictador, para mí lo rige la Pantoja”. 

 

En una época de vindicación de la memoria, pero también de reacciones cada vez más temibles frente a las fosas que se abren y los futuros plurales, la monumental y desbordante obra de Roy del Postigo es también como un farol que alumbra estancias sombrías de un pasado, el nuestro, en el que las coplas y las vírgenes trenzaron, aunque pueda parecernos imposible, un tejido de rebeldía y afirmación. La resistencia mari frente a los poderes heteronormativos y castigadores de una España en la que la ley marcaba de por vida a vagos y maleantes, y en la que convivíamos con campos de concentración para maricones. La historia por escribir, todavía, de la copla y de sus espacios, de los fervores y sus barrios, de las identidades no binarias y de quienes hasta con barba se ponen una peineta, como potencia que pone en jaque a los poderes normativos y disciplinarios del heteropatriarcado. El viaje inacabado desde el poderío al empoderamiento, ¿o al revés? Soledad y sexilio, autorreferencialidad y homenaje.

 

Todo eso y mucho más está presente en las páginas de un libro que a mí, como lector curioso y hombre en proceso de dejar de serlo, me ha hecho viajar por mi propia historia de confesionarios, armarios y abuelas que hacen dulces por navidad y semana santa. Todo ello desde una vindicación sin complejos de las hablas andaluzas.  Es imposible no reconocerse en las letras de tanta copla, en los colores de sayas y mantos, en los ojos que son de Marías- siempre en plural - que aquí supimos desde hace tiempo liberar de las esencias y los dogmas. La semilla, como dice Roy, en una metáfora que es tan política, de tantos Orlandos que hoy desafían un mundo de machos, en el que taconeó premonitoria Pepita Durán, la abuela bailaora de Vita Sackville-West, la amante de Virginia Woolf. Tanto cuerpo subalterno y tanto arrabal resiliente como verdadera aristocracia de una Andalucía que yo imagino travestida por las Ramblas de Barcelona en los cuerpos migrantes de Ocaña, Nazario y Camilo.


PUBLICADO en DIARIO PÚBLICO, 4 DE AGOSTO 2025

https://www.publico.es/opinion/columnas/pasion-deseo-mari-lectura-queer-folclore-andaluz.html

Comentarios

Entradas populares de este blog

YO, LA PEOR DEL MUNDO

"Aquí arriba se ha de anotar el día de mi muerte, mes y año. Suplico, por amor de Dios y de su Purísima Madre, a mis amadas hermanas las religiosas que son y en lo adelante fuesen, me encomienden a Dios, que he sido y soy la peor que ha habido. A todas pido perdón por amor de Dios y de su Madre. Yo, la peor del mundo: Juana Inés de la Cruz". Mi interés por Juana Inés de la Cruz se despertó el 28 de agosto de 2004 cuando en el Museo Nacional de Colombia, en la ciudad de Bogotá, me deslumbró una exposición titulada "Monjas coronadas" en la que se narraba la vida  y costumbres de los conventos durante la época colonial. He seguido su rastro durante años hasta que al fin durante varias semanas he descubierto las miles de piezas de su puzzle en Las trampas de la fe de Octavio Paz. Una afirmación de éste, casi al final del libro, resume a la perfección el principal dilema que sufrió la escritora y pensadora del XVII: " Sor Juana había convertido la inferioridad ...

CARTA A MI HIJO EN SU 15 CUMPLEAÑOS

  De aquel día frío de noviembre recuerdo sobre todo las hojas amarillentas del gran árbol que daba justo a la ventana en la que por primera vez vi el sol  reflejándose en tus ojos muy abiertos.   Siempre que paseo por allí miro hacia arriba y siento que justo en ese lugar, con esos colores de otoño, empezamos a escribir el guión que tú y yo seguimos empeñados en ver convertido en una gran película. Nunca nadie me advirtió de la dificultad de la aventura, ni por supuesto nadie me regaló un manual de instrucciones. Tuve que ir equivocándome una y otra vez, desde el primer biberón a la pequeña regañina por los deberes mal hechos, desde mi torpeza al peinar tu flequillo a mis dudas cuando no me reconozco como padre autoritario. Desde aquel 27 de noviembre, que siento tan cerca como el olor que desde aquel día impregnó toda nuestra casa, no he dejado de aprender, de escribir borradores y de romperlos luego en mil pedazos, de empezar de cero cada vez que la vida nos ponía...

CHARO EN CINECITTÀ

  "Pero yo tengo esa manera de ser, quiero demasiado, mando demasiado, amo demasiado algo que no alcanzo, y cuando no lo alcanzo, intento desesperadamente transformar lo que existe de modo que el objeto defectuoso se aproxime a la realidad inalcanzable" Lidia Jorge, Misericordia Odio el verano. Cada año que pasa un poquito más que el anterior. Desde que descubrí que Mina cantaba esa título lo convertí en parte de mi banda sonora.   Odio l`estate . A Charo tampoco le gustaba el verano. Cuando empezaba el sol a arder se recluía en su casa, con el aire acondicionado, con sus libros y sus músicas: “a mí ya no me veis hasta septiembre u octubre”. Este año apenas si le ha dado tiempo a quejarse del calor. En pleno solsticio ha decidido dejar este mundo cada vez más de locos, con Trump de machote guerrero y los puteros de siempre haciendo lo de toda la vida,     y ya supongo que anda haciendo uno de esos viajes que a ella tanto le gustaban. A los que seguimos aquí, y que ta...