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Mostrando entradas de julio, 2024

LOS AÑOS Y LOS HOMBRES POR VENIR

  Hace treinta años no era el hombre que soy.     Mi hijo no había nacido, no me había casado, seguía escondido tras mi corazón coraza. Tres décadas después, he conseguido poco a poco, no sin lágrimas, mirarme en el espejo y reconocerme, aunque soy consciente de que sigo en el proceso de soltar lastre e ir mucho más ligero por la vida. En este tiempo he empezado a vivir más allá de mi diario y he asumido, al fin feliz, que fui un niño raro y que he acabado siendo un macho disidente. Un padre imperfecto, una pareja complicada, un interrogante diario, una especie de nómada que se revuelve en cuanto que se siente atrapado en una habitación pequeña. Tal vez porque he empezado a entender que soy un forastero sin remedio, un varón que encuentra su razón de ser en las fronteras, un sujeto que al fin se liberó de la culpa y de los dioses. Un niño raro e inquieto.   Mi vida ha cambiado mientras lo hacía un país, un mundo, en el que el siglo XXI parece empeñado en dejarnos desamparados entre la

CARLES MESA. De cegueras públicas y conversaciones interrumpidas

Hace tiempo que la radio y la televisión públicas en este país languidecen en un proceso que las está reduciendo a la insignificancia y que está provocando, entre otros efectos, que muchos y grandes profesionales estén siendo las principales víctimas de una dirección sin rumbo ni criterio. Y no se trata simplemente de cómo las componendas políticas han condicionado y condicionan RTVE, que también, sino de cómo en los últimos años han ido asumiendo el timón unas personas que no tienen un proyecto sobre un servicio público que, irremediablemente, debe ajustarse a los parámetros informativos y comunicacionales del presente siglo. Nada que ver, sin embargo, con tratar de reproducir, la mayoría de las ocasiones sin éxito, las apuestas de los medios privados, como tampoco de atrincherarse en una suerte de reserva al margen de los tiempos. La falta de horizonte y los vaivenes de una dirección que parece no mirar sino su ombligo están no solo desaprovechando a muchos profesionales que se limit

ROZALÉN: VINDICACIÓN DE ABRAZOS Y ALEGRÍA

“La felicidad no es fruto que se recoja por sí mismo, hay que hacerla, sostenerla, crearla y, aún más difícilmente, saberla recibir y recoger cuando llega”  MARÍA ZAMBRANO Nos ha tocado vivir tiempos hostiles. Cabalgamos sobre crisis e incertidumbres, atemorizados ante al futuro y entregados a un presente narcisista, como si se hubiera clausurado la posibilidad de imaginar un horizonte de posibilidad. Es fácil pues caer en el desasosiego y en la melancolía, ese territorio que acaba siendo pasto para quienes están dispuestos a salvarnos. En medio de tanta ira, no dejo de recordar lo que siempre escuché a algunas de mis amigas feministas, esas mujeres de largo recorrido biográfico y de militancia tatuada en la piel. De ellas aprendí que no debemos permitir que nos roben la alegría. Que esa sería la verdadera victoria de quienes nos quieren sumisos y alejados de la primera persona del plural. Esa en la que tan a gusto me consta que habitaba nuestra querida Rafi Valenzuela o el padre de Ma

PORNO, PLACER y PELIGRO

Cuando echo la vista atrás y pienso en   mi imperfecta paternidad   me doy cuenta de que   mis mayores errores   siempre tuvieron que ver con esas situaciones en las que no supe sino castigar a mi hijo . En las que no fui capaz de tender puentes, de establecer un diálogo y me vi abocado a una espiral consecuencia de no haber sabido previamente encauzar y conversar. Tampoco quise darme cuenta de que él ya pertenece otro mundo, a esa Poshistoria de la que habla   Almudena Hernando , en la que   las subjetividades y los procesos relacionales se están construyendo en otros escenarios   y con otros vocabularios . Todo ello mientras que no solo padres y madres, sino educadores en general, seguimos usando herramientas no ya del siglo XX sino en muchos casos del XIX. De manera similar, como jurista contemplo aterrorizado cómo no deja de expandirse  el lenguaje punitivista y las lógicas sancionadoras , que no son sino la manifestación más evidente de  nuestro fracaso en la construcción de una s

JULIA OTERO, EL TIEMPO Y LA VIDA

Como docente que soy, mi calendario vital se ajusta al académico y así siento que a final de junio se cierra una etapa. De la misma manera que cuando llega septiembre y vuelvo a las aulas, es como si empezara el año, con la agenda escolar en blanco, con el ímpetu de los comienzos y tratando de reconocerme, tarea cada vez más difícil, en la edad que tiene mi alumnado. He perdido la cuenta de en cuántos cursos la voz de Julia Otero me acompañó en esas tardes frente al ordenador, mientras preparaba clases, terminaba de redactar un artículo o completaba alguno de esos estúpidos informes que la burocracia universitaria nos reclama con su maltrato sistemático. Con Julia, y con sus equipos de personas plurales, he ido atravesando diferentes etapas de mi vida personal y profesional. Casi que podría escribir una suerte de biografía al hilo de tantas voces con las que la radio de Julia fue hilvanando ideas y emociones en todos esos años en los que me fui haciendo un macho disidente. A través de