IO E TE
Bernardo Bertolucci, 2012
Bernardo Bertolucci, 2012
Dos hermanos perdidos, un adolescente solitario y una joven drogadicta, comparten sus soledades y miserias en un sótano. Cada uno, a su manera, es incapaz de relacionarse con el mundo y de afrontar con madurez la vida que le ha tocado vivir. Ese encuentro de apenas unos días tal vez les sirve para darse cuenta de que todos, de una u otra manera, acabamos estando solos en medio del asfalto y que el secreto de la vida consiste en armarse de valor para sobrevivir a ese destino. Aunque al final no sepamos si realmente la lección ha calado en sus adentros.
Io e te, basada en una novela corta de Niccolò Ammanitini, nos vuelve a traer al Bertolucci más íntimo, al hacedor de películas casi de "cámara", experimentales incluso, en las que suele bucear en las profundidades del alma humana. Y aunque no estemos ante una de sus grandes obras, es prodigioso descubrir como un creador con su trayectoria, y a sus años, sea todavía capaz de hacer una película como ésta, tan auténtica, sin vanidad, alejada de lo que hoy es mayoritario en las pantallas de cine.
Io e te tiene una clara conexión con otras obras de Bertolucci - Soñadores, Asediada o incluso El último tango en París -, ya que vuelve a presentarnos a pocos personajes, en este caso sólo dos, en un espacio reducido, frente a frente, y mostrando sus pasiones y sus miserias ante la cámara. Lo peor de la película es que se queda corta en todo lo que podía haber dado de sí el encuentro de esos dos hermanastros que andan a la búsqueda de sí mismos. Hasta el final abierto, que en otros casos habría sido el cierre perfecto, nos deja con la sensación de que la historia nos ha sabido a poco. De que había mucho más que explorar en el alma de Lorenzo y de Olivia. Dos personajes que deben mucho de su fascinación a los rostros de los dos jóvenes actores que los interpretan, Tea Falco y sobre todo un Jacopo Olmo Antinori que parece recién sacado de una película de Passolini.
Sólo por verlos a ellos dos en la escena en que suena la versión en italiano del Space Oddity de Bowie, y que se titula como el que podría haber sido el título de la película Ragazzo solo, ragazza sola, merece la pena bajar a este sótano y dejarse llevar por una manera de hacer cine y de contar historias que sólo los grandes dominan (http://www.youtube.com/watch?v=DCopS6BmZ0Y)
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