Hoy no es un domingo cualquiera. Hoy acaba la temporada del programa "No es un día cualquiera" y, previsiblemente, acabe también el programa para siempre. Una consecuencia penosa más de la irracional política amigo/enemigo en la que se ha convertido nuestra democracia de partidos y, con ella, la gestión de los medios de comunicación públicos. De esta manera, grandes profesionales como mi admirada Pepa Fernández son objeto de las maniobras que tejen los que han convertido la "cosa pública" en su chiringuito particular. Con ello, no sólo la libertad de comunicación y el pluralismo sufren, sino que lo hace el sistema democrático en su conjunto.
Hoy todos salimos perdiendo y tenemos un motivo más - ya he perdido la cuenta de los que acumulamos en los últimos meses - para indignarnos como ciudadanos.
En mi memoria, al menos, tengo la gran suerte de que quede para siempre la voz profesional y cálida de Pepa. Y ese abrazo que le dio a Abel hace justo un año. En Cabra, en mi Instituto. Cuando aún pensábamos que de lo malo no podíamos pasar a lo peor.
Gracias Pepa por tantas horas de radio. Gracias por haber sido siempre, por encima de todo, una brillante profesional. Algo que siempre le pesa a los mediocres que toman decisiones desde su púlpito de vividores de lo público.
Confiemos que los domingos sigan sin ser un dia cualquiera, aunque cambien de "casa". Los amigos del "que se jodan" nunca acertarán a comprender que la cultura no se hace destruyendo sino construyendo. Pero toda ésta gentuza sigue empeñada en vender mentiras al amparo del poder, y lo que es peor, con incalculables dosis de cinismo, cobardía y sobre todo, ignorancia.
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