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Mostrando entradas de abril, 2012

EL PERDÓN

DIARIO CÓRDOBA, 23-4-2012 Siempre me ha fascinado como el catolicismo resuelve las consecuencias generadas por contravenir sus reglas. A través de la confesión, el individuo logra superar el bache y puede recomenzar. Es decir, queda liberado de la carga y con las puertas abiertas para una nueva infracción. De esta manera, y aunque pueda resultar paradójico, el catolicismo ha contribuido a generar una sociedad de pecadores que van sumando faltas, cosidas entre sí a través de sucesivos actos de contrición y absorbidas por un olvido que ayuda a convertir la irresponsabilidad en norma de conducta. Todo ello, obviamente, tiene unas repercusiones sociales y políticas que determinan las singularidades que por ejemplo la vida pública tiene en aquellos países de asentada cultura católica. Pensaba en el flaco favor que los confesionarios han hecho a lo largo de la historia al sentido cívico de la convivencia, mientras veía la cara compungida de nuestro monarca y escuchaba sus medidas p

ADRIENNE RICH SOMOS TODOS

Diario CÓRDOBA, 9-4-2012 Hace apenas dos semanas, cuando compartía tertulia en una terraza frente a la catedral de Jaén, recibí un sms de mi querida y admirada Elena Medel comunicándome la triste noticia de la muerte de Adrienne Rich. Por esos giros sorprendentes del destino me encontraba participando en un encuentro internacional sobre políticas de la sexualidad, un foro en el que estudiosos de todo el mundo debatimos en torno a las dimensiones afectivas y sexuales del individuo, en estrecha conexión con los retos que todavía tiene planteados la igualdad de género. Fue inevitable recordar todos y cada uno de los lúcidos renglones que la Rich ha escrito sobre las mentiras, secretos y silencios que históricamente han sufrido las mujeres en un mundo hecho a imagen y semejanza del varón heterosexual. En ese momento, en el que pensé que la mejor manera de homenajear a la escritora era plantearnos, como decía Joaquín Herrera, "una política revolucionaria del deseo", también re

SOLEDAD

  Soledad. Toda la soledad del mundo en el rostro de una virgen que es todas las mujeres. Mujeres solas, invisibles, víctimas del patriarcado. Dolorosas que arrastran sus penas por las trincheras de la vida. Todo el dolor del mundo en el rostro de una virgen que se hace calle. Sol tímido de abril en un sábado en el que bullen las flores y toda la belleza parece concentrarse en un solo punto. Como si el universo entero cupiera en el perfil soñado de una madre que llora, de una madre de luto, de una madre a la que ya no le quedan lágrimas que derramar.  Es Sábado Santo y toda Cabra mira el rostro bello de una  mujer de negro. El pueblo le da el pésame con un jardín de flores, vestido con sus mejores galas, como si quisiera estar a la altura imposible de la belleza de una mujer sin años.   Llueven flores y el mediodía se vuelve cielo. Se abren las puertas de paraíso para que entre en él la gloria bendita: la que huele a tierra mojada, la que respira aroma de jacintos, la que se hace

NADIE LE ROBA SU MES DE ABRIL

 Abel se entrega apasionadamente a todo lo que le gusta. Lo disfruta al máximo, sin término medio. Vive con tal intensidad tales momentos que es imposible no contagiarse con su entusiasmo. Dejarse llevar por unos ojos que parecen querer comerse la vida entera, sin pausa, degustando cada detalle hasta descubrir su esencia. Abel está viviendo su mejor semana del año. No alcanzo a explicar con criterios racionales, ni falta qué hace, cómo surge en él la pasión por la Semana Santa. Me conformo con comprobar cómo él se implica en estos días como si fueran los últimos que fuera a vivir. Y no se conforma con hacerlo desde el exterior, sino que él también quiere ser actor, sujeto activo, pieza del engranaje complejo y a veces paradójico que hace posible esta celebración del Sur.  Anoche la lluvia de Abril volvió a jugar una mala pasada y, aunque mantuvo el tipo, Abel no pudo evitar una cierta sombra de tristeza en sus ojos grandes. Mientras contemplaba los pasos quietos en la Parroquia de la

LA BÚSQUEDA DEL TESORO

  Miércoles Santo, 4-4-2012 La mayor singularidad de la Semana Santa es que siendo una encierra muchas. La aventura es pues descubrir las singularidades que la diferencian en cada lugar, como si fuéramos intrépidos piratas en busca de un tesoro. El que se esconde en las calles y plazas, en los rincones que la mirada encuentra inesperadamente, en los espacios que no se parecen a otros. Siguiendo el rastro de los pétalos en el suelo, el olor de unos jacintos recién cortados o la música que parece brotar de varios lugares al mismo tiempo. Córdoba, en Semana Santa, se convierte en un mapa  que es preciso recorrer con la mirada siempre dispuesta a la sorpresa y con el deseo de encontrarnos con lo singular. Como esa humilde cofradía que sale de un barrio más allá de las fronteras, donde ni siquiera llegan los taxis. Las afueras que quieren hacerse también ciudad y que lo hacen con un paso que recorre kilómetros acompañado de mujeres luchadoras y niños de futuro incierto. Las Palmeras, a

MIRADAS DE MUJERES CON HÁBITO

Esas mujeres que miran tras las rejas, con sus hábitos y las cabezas cubiertas, encierran en sus miradas tantas incógnitas que, en ocasiones, he jugado a imaginar las vidas que se esconden tras su elección.  Permanezco observando sus rostros que con el tiempo acaban pareciéndose y las manos que se agarran a los barrotes. No se llega a escuchar la oración que supongo dirán sus labios como tampoco sé lo que pueden estar pensando de lo que sucede pocos metros más abajo. En esa calle repleta de gente, de ruido, de fugacidad. Todo tan líquido. Tal vez estén pensando que ellas son las verdaderamente libres o quizás alguna se cuestione si equivocó su destino. Al final, tanto ellas como nosotros estamos condenados a soportar, como escribió Carmen Martín Gaite, nuestra sed de infinitud luchando contra los barrotes de la jaula. Son miradas femeninas sobre las que nadie escribe. De nuevo invisibles. Olvidadas. Al margen de un mundo que no quiere saber nada de espiritualidad y mucho menos de muje

LA CIUDAD COMO ESCENARIO

La Semana Santa es una gigantesca y prodigiosa performance  que usa la ciudad como escenario privilegiado.  Éste es sin duda uno de sus mayores alicientes, tal vez el que la convierte en una celebración única y, por tanto, envidiada. La Semana Santa es una barroca y excesiva demostración de arte público  , en la que la ciudad es también protagonista y en la que los principales actores son los ciudadanos y las ciudadanas. Un teatro con miles de figurantes, en el que cada uno sabe muy bien cuál es su papel y en el que cada pieza ha de ajustarse con precisión para que finalmente haya armonía.  En Córdoba tenemos la gran fortuna, poco valorada me temo para los que vivimos aquí, de contar con uno de los escenarios más complejos y bellos que pudieran imaginarse. Basta con asomarse por Capuchinos, por la Cuesta del Bailío,  por el Patio de los Naranjos o  por la calle Deanes para comprobar que es lo que nos hace únicos y que es lo que deberíamos potenciar más en una ciudad cuyo mayor pecado e